Su delicado y antiguo oficio está más amenazado que nunca. Las distancias sociales obligatorias son un obstáculo para el contacto tibio de las gheisas japonesas. Las mascarillas tampoco ayudan; son un incordio complicado de casar con las pelucas de entretenida puesta a punto y los maquillajes en los que se emplean horas de trabajo. Así que se adaptan a los tiempos como pueden, aunque una madame del gremio en Tokio que llegó a tener 120 chicas solo en su casa hace 30 años ve cómo el oficio ha recibido la estocada mortal con la pandemia. En la capital japonesa quedan ahora mismo 230 geishas, últimas depositarias de una tradición ritual de siglos, cuestionada incluso, y a la que la pandemia le ha dado el golpe de gracia.
Más leídas
- 1economíaLa Seguridad Social quiere suprimir la jubilación obligatoria y que se trabaje más: “Menos años de p
- 2sociedadUn hombre pierde a su esposa y a su hija de 19 años por coronavirus en tres horas
- 3cataluñaGolpe del TSJC a los independentistas: temen perder la mayoría el 14-F
- 4españaLaya da carpetazo al «Gibraltar español» en el Congreso
- 5saludEstos son los 100 mejores médicos de España, según Forbes