Pablo Aguado: «A Pablo Iglesias le diría que con el odio no se va a ninguna parte»
El torero revelación del año pasado hará el paseíllo en esta extraña temporada 2020; un esplendoroso triunfo en Sevilla le sirvió para tener una legión de seguidores
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Una tarde, un triunfo en Sevilla el año pasado, fue suficiente para ponerse en boca de todos y dar un vuelco total a su vida. El toreo de Pablo Aguado es de muchos quilates y se nota hasta en sus palabras. Menos es más. De ahí que sus seguidores sean ya una legión.
-Una sola temporada le sirvió para ponerse arriba... Y de pronto parón en seco.
-Es frustrante ver cómo todas las ilusiones se van al traste de un día para otro, pero cuando ves la situación del país, el sufrimiento de las familias... Te das cuenta de que eres un mal menor.
-¿Qué asusta más el toro o la Covid-19?
-Cada uno a su tiempo. Hasta ahora ha dado mucho miedo la Covid y cuando empiece a torear me quitará el sueño el toro.
-¿Le desvela?
-En los días importantes tu mente no duerme tranquila, duerme asustada.
-¿Qué es lo que más le asusta?
-Que el miedo venza a la mente y la inteligencia quede a la deriva.
-¿Hasta ahora ha logrado mantenerla a raya?
-No, hay días en los que el miedo, la presión te coarta y te hace no ser tú. Hay momentos que te amarra, te han atado tu cuerpo con una soga y no te puedes mover. Lo normal es que cuando sale el toro eso desaparece, pero alguna vez...
-Le vamos a ver torear este año.
-Sí, creo que la mejor manera de defender la tauromaquia es toreando y los toreros tenemos esa responsabilidad.
-¿Asusta el fracaso?
-Sí, convives con la eterna duda de si vas a ser capaz de mantener el ritmo. Es normal que los fracasos lleguen y te pongan abajo.
-¿Ha echado de menos jugarse la vida?
-No he echado de menos jugarme la vida, he echado de menos torear. No soy partidario de simplificar el toreo a jugarse la vida. Eso es correlativo a torear, es sentir algo muy especial bajo el dominio de un toro bravo, al reducirle la embestida y convertir aquello en algo bello. Quizá lo que lo hace tan grande es que te juegas la vida.
-¿Entonces no está enganchado a la sensación de miedo?
-Me engancha más esa sensación de letargo que me entra cuando congenias con un toro y he superado el obstáculo de jugarme la vida. ¡Qué será eso tan grande que hace que me merezca la pena poner en juego lo más valioso, que es mi vida, y sin quererlo!
-Estudió Administración y Dirección de Empresas. ¿Había alguna necesidad de torear?
-Ninguna. Podía haber seguido ejerciendo mi carrera, pero se volvió a encender esa llama que tenía de niño.
-¿Se apagó en algún momento?
-Sí, de los 15 a los 20 estuvo apagada. Viví una adolescencia normal de salir con amigos, estudiar. Sentía afición, pero sin querer dedicarme a ello.
-¿Qué le diría al Gobierno?
-Que una de las cosas más importantes es ser honestos, no engañar y que con la verdad se va a todos los sitios y que hay que tener humildad para reconocer los errores.
¿Y al señor Iglesias?
-Que con el odio no se va a ninguna parte.
-Cuénteme una de esas manías de las que no se aguanta ni usted.
-No soy supersticioso, pero sí es verdad que tengo tradiciones, como vestirme siempre por el lado derecho, pero no creo que por seguir ciertas cosas te vaya a ir mejor. Confío más en la mentalización, en la fuerza de los pensamientos.
-¿Qué es lo que más echa de menos de la vida de antes?
-El trajín de los viajes. Dormirme en una punta de España y despertarme en la otra. Esa sensación de público, ese no saber qué va a pasar.
-¿Siempre le respeta la cabeza?
- No, qué va, pero he aprendido que hay mecanismo ahí dentro que te manipulan y que no te puedes dejar llevar por lo que crees, que son creencias subjetivas. Hay días que piensas que no puedes ni con la muleta y otros que lo ves muy fácil y luego te chocas contra un muro. Hay que sobreponerse, a todo, también a la cabeza.
-¿Recuerda la última borrachera?
-Hace un par de semanas, con amigos.
- ¿Con quién le gustaría ir a tomar una caña?
-Con Fernando Alonso.
-¿Dónde hay que tener más valor, dentro o fuera de la plaza?
-Son valores distintos. El de dentro de la plaza está guiado por la raza y el amor propio y solo depende de ti. El de fuera está más relacionado con las decisiones y requiere personalidad para no dejarse influir. Son dos formas diferentes: una quizá es física y la otra mental.
-¿Quién le inspira?
-Muchas personas que no se han dejado llevar por lo heterodoxo.
-¿Qué es lo que busca?
-Quizá que la presión, la responsabilidad pase a un segundo plano y sea capaz de torear pensando única y exclusivamente en mí mismo. Creo que eso no va a llegar nunca y ojalá que así sea.
-Entonces...
-Entreno buscando la perfección pero con el sueño de no alcanzarla.
-¿Cuando estuvo más cerca?
-Nunca.
-¿En qué se reencarnaría?
-Sé que suena repetitivo, pero en toro bravo. De todos los animales que he visto es el único que muere entregando su vida, defendiendo sus principios y es aplaudido por miles de personas en un síntoma de gratitud hacia él.