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Hitler tenía un micropene, dormía con su sobrina y le gustaba que lo patearan durante el sexo

Un informe revela que el líder nazi era incapaz de consumar de manera normal sus relaciones sexuales
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Adolf Hitler fue un líder implacable, responsable de la muerte de millones de personas desde su llegada al poder mediante unas elecciones democráticas hasta su caída durante la II Guerra Mundial.
Las cicatrices de las atrocidades cometidas en los campos de concentración siguen siendo visibles 75 años después de la liberación de Auschwitz.
Pero lo ocurrido durante esos años fue consecuencia de una durísima infancia, que forjó el odio y la determinación del líder nazi. Tan evidente era que aun durante la II Guerra Mundial, el profesor Psicología de Harvard Henry Murray y comisionado por la Oficina de Servicios Estratégicos de EE UU, Un precursor de la CIA, hizo un informe desgarrador en 1943 en el que hablaba de un niño dañado irreparablemente por su tiránico padre y de su obsesión con su madre, informa “The Mirror”.
En las 229 páginas del informe, explica que Hitler sorprendió a sus padres teniendo relaciones sexuales, lo que solo alimentó su amor por su madre y el odio por su propio padre. Pero además, el experto desenmascaró los inquietantes rasgos sexuales de Hitler, y sus deformidades físicas, que le hicieron creer que era un hombre inferior. Describió al líder nazi como un “desastre total”, “incapaz de tener relaciones humanas normales. Es imposible esperar cualquier misericordia o trato humano de él”, añadió.
El psicólogo cree que los sentimientos de inferioridad de Hitler comenzaron durante su infancia. Era un niño pequeño, enfermo y frágil que incluso se negó a ir a la escuela porque no era tan listo o alto como sus compañeros de clase. También se dice que su madre lo había malcriado y que le permitió abandonar la escuela. No practicó ningún deporte y fue rechazado varias veces cuando intentó unirse al ejército austríaco.
El niño desarrolló una fascinación retorcida con la “fuerza bruta, fuerza física, dominación despiadada y conquista militar”. Sus deseos enfermizos también salieron a relucir en su vida personal, y se embarcó en relaciones abusivas con mujeres, a que humillaba simplemente por placer. De hecho, el informe recoge declaraciones de gente de su entorno en las que explicaban que Hitler era incapaz de consumar las relaciones sexuales de una manera normal.
El informe va aun más allá e indica que el líder nazi tenía un micropene, solo un testículo y algunas fantasías sexuales extrañas. De hecho, Murray desvela que a Hitler le gustaba que las mujeres lo defecaran encima y que lo patearan cuando tenía relaciones sexuales.
De hecho, la estrella de cine alemana, Renate Muller, explicó que tuvo que patear a Hitler mientras yacía en el suelo después de tener relaciones sexuales. Según el informe, este tipo de reacciones se deben a sus “ansias exorbitantes de superioridad”. “Incapaz de demostrar el poder masculino ante una mujer, se ve obligado a compensar exhibiendo un poder sin igual ante los hombres en el mundo en general”, añade.
Pero nadie estaba a salvo de sus perversiones, ni siquiera los miembros de su propia familia ya que tal y como describe Murray, HItler tuvo relaciones sexuales con su propia sobrina. Era un solterón de 42 años que coleccionaba romances, muchos de ellos inventados por la maquinaria nazi para crearle fama de ser un súpermacho, todo lo contrario a la realidad. Su sobrina Geli se convirtió en su obsesión. Era exuberante, sexy, alegre, simpática y frívola, aunque poco culta y muy caprichosa. Encantadora, pero también grosera, provocativa y guerrera.
A pesar de lo que podia parecer, según Murray, Hitler llegó a tener problemas de conciencia cuando se encontraba en la cima del poder. “Tiene pesadillas por la mala conciencia y le ocurre durante largos períodos de tiempo cuando la energía, la confianza y el poder de decisión lo abandonan”. Pero cuando esto se le pasaba, volvía con “decisión resuelta de contraatacar con gran fuerza y crueldad”.

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