Hollywood se asoma al abismo: sin estrenos no hay industria
Tres baluartes cinematográficos de Disney como "Mulan", "Star Wars" y "Avatar" posponen sus estrenos y reflejan la grave situación en términos de pérdidas e incertidumbre en la que se encuentra en estos momentos la industria por la crisis del coronavirus
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Mientras que las plataformas de “streaming” siguen consolidándose como sustitutivos efectivos de consumo del séptimo arte, los grandes expositores globales asisten boqueantes a un cambio de paradigma sin precedentes. La milenaria historia de la nueva heroína feminista de Disney albergaba gran parte de la esperanza de la industria en este tiempo de incertidumbre generalizado. Hasta en tres ocasiones había modificado “Mulan”, la prometedora cinta en “live-action” dirigida por Niki Caro y protagonizada por Liu Yifei, su fecha de estreno definitiva desde que comenzó la crisis del coronavirus. Con un presupuesto generoso de 217 millones de euros, la apuesta de la factoría había asomado la cabeza por los meses de marzo, julio y agosto pero finalmente su lanzamiento ha quedado pospuesto indefinidamente, tal y como ha confirmado un portavoz del estudio en un comunicado: “En los últimos meses, ha quedado claro que nada se puede concretar cuando se trata de cómo lanzamos películas durante esta crisis de salud global, y hoy eso significa pausar nuestros planes de lanzamiento para “Mulan” mientras evaluamos cómo podemos llevar esta película de manera efectiva al público de todo el mundo”.
Se trata del cuarto aplazamiento consecutivo que vive el proyecto y uno de los medidores más ilustrativos del desolador panorama al que se enfrenta Hollywood. Al baluarte de la guerrera asiática hay que añadir un par de títulos de poderoso renombre pertenecientes también al emporio Disney como los de “Avatar” y “Stars Wars” cuyas fechas se han movido del calendario para resituar las entregas en 2022 y 2023, respectivamente. Por su parte “Tenet”, la superproducción de Warner dirigida por el aclamado Christopher Nolan que ha contado con un presupuesto de 174 millones, configuraba la otra pata sobre la que se sustentaba la salvación de la época estival de las salas de cine pero la situación actual que presenta resulta exactamente igual de desalentadora que la de “Mulan”, ya que su fecha de estreno también queda suspendida en el aire después de cuatro modificaciones previas.
Ambos proyectos no solo comparten desgracia, sino también estrategia comercial. El formato en el que fueron concebidos y las astronómicas cifras que han manejado para sus respectivas producciones impiden su lanzamiento en “streaming”. Tanto es así que en una entrevista concedida para un medio estadounidense, John Stankey, director ejecutivo de AT&T (multinacional a la que pertenece Warner), defendía esta idea: “Nolan es un gran defensor de la experiencia en salas y ya ha hablado varias veces sobre por qué “Tenet” exige un visionado en la gran pantalla. Pero, más allá de cuestiones de autor, lanzar un filme del calibre de “Tenet” en un servicio en streaming puede no ser una buena decisión comercial”.
Pérdidas dramáticas
Cancelación progresiva de estrenos, anulaciones escalonadas y finalmente un fatídico y taxativo cierre de las salas, que ahora afortunadamente ha ido reincorporándose a la normalidad. precipitaban una realidad a principios de marzo con la que ni pequeñas distribuidoras ni grandes majors contaban. Estudios como Universal, Disney o Sony iban retrasando las fechas de lanzamiento de sus películas pero también los cineastas independientes se cuestionaban acerca de la gestión de riesgos que suponía comenzar a rodar en mitad de una pandemia. Transcurridos estos meses de aciaga lucha por la supervivencia del sector, el cine se enfrenta sin duda a uno de los periodos más convulsos y cambiantes de toda su historia.
Las pérdidas se cifran según datos recogidos por “Variety” en 27.000 millones de euros y más de dos millones de puestos de trabajo destruidos, al tiempo que los estudios y responsables de los cines europeos elevan esa cantidad a cientos de millones en el caso de que se supediten todos los estrenos a la situación de Estados Unidos. “Será una catástrofe si “Mulan” y “Tenet” se retrasan aún más. Nosotros hemos estado cumpliendo en contra de todos los pronósticos desfavorables porque no queremos que la gente se olvide de nosotros, pero no sabemos cuánto tiempo podemos aguantar así», ha señalado la responsable de la cadena de cines más grande de Francia. La temporada de verano siempre ha constituido uno de los tramos de mayor rentabilidad para el negocio del cine y más concretamente para los estrenos norteamericanos. Cerca del 40% de los ingresos anuales según datos de un estudio publicado por Comscore se producen entre los meses de mayo y agosto y en el caso de Francia por ejemplo, el 70% del mercado visual que se genera durante esta época del año procede de la industria Hollywoodiense.
El cine independiente, tocado
Como añadido a la lista de afectados de los grandes buques insignia cinematográficos, el cine independiente es otro de los elementos afectados por el abismo imperante y un escenario apropiado para analizar las consecuencias de la covid en el proceso de rodaje. Uno de los grandes problemas para los cineastas independientes es precisamente la gestión de los riesgos que entraña el virus durante la producción. Muchas compañías de seguros ya se han negado a cubrir escenarios relacionados con la pandemia por miedo a posibles contagios. Tan solo países como Francia y los Países Bajos tienen el aval cultural de gobiernos que intervienen para ayudar a financiar la cobertura del seguro para este tipo de cintas.
Asimismo, los costes de producción han aumentado como consecuencia directa de las medidas sanitarias de prevención y por consiguiente los ingresos son menos seguros. Sin embargo, las “majors” tienen el peso capital necesario para poder absorber el impacto del aumento de esos costes mientras que productores de películas más pequeñas acostumbrados a manejar presupuestos de entre 5 y 20 millones de euros, quedan mucho más expuestos. Solo el tiempo, el progreso y el desarrollo de los acontecimientos de la industria y los hábitos de consumo serán capaces de dibujar el futuro del cine. Cabe recordar que una de las épocas de mayor afluencia de espectadores a las salas fue 1946, justo un año después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Quién sabe si terminará ocurriendo algo parecido en esta ocasión.