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La nueva normalidad de Miguel Ángel Perera: «Me da vergüenza lo que puedan pensar de nosotros fuera de España»

El torero vuelve a la realidad. El 2 de agosto es la fecha y será en Huelva, su «plaza talismán». Regresa al miedo
Luis DíazLa Razón

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Vivió el confinamiento en el campo en su finca de «Los Cansaos» en Olivenza. Desde allí «retransmitió» sus vivencias y arrasó con 25 millones de reproducciones. Después de haber transitado una época de su vida inaudita –«he vivido una comodidad que no conocía», asegura–, vuelve a la realidad. El 2 de agosto es la fecha y será en Huelva, su «plaza talismán». Regresa al miedo.
-Va a ser de los pocos que haga el paseíllo este año...
-Sí, y eso que daba la temporada por perdida y, además, en una plaza muy especial.
-Será el 2 de agosto. Nunca el cuerpo le pilló tan poco rodado en plena temporada...
-Solo recuerdo el percance de Salamanca por el que estuve seis meses sin torear y era distinto, pues tenía la cabeza puesta en la vuelta. Este tiempo de atrás ha sido lo más parecido a una retirada, sin presión, sin miedo, he vivido un estado de comodidad que no conocía.
-¿Preocupa más entonces el regreso?
-Preocupa recuperar esas sensaciones que dan el miedo escénico.
-¿Pesa el vestido de torear?
-El día que salen bien las cosas, nada y el que salen mal, mucho...
-Durante el confinamiento se dedicó a hacer vídeos desde la finca y se salió.
-Sí, me costó un poco romper la barrera de la timidez, se notaba, sobre todo en los primeros, que me grababa mi mujer, pero la experiencia fue muy buena y sorprendente porque hemos tenido 25 millones de reproducciones. Lo que más me ha llamado la atención, porque yo no era consciente, es lo poco que sabe la gente de campo. De los 50 vídeos diarios que hice, solo toreé en cuatro, el resto eran todos faenas de campo y eran increíbles las preguntas, las curiosidades... Yo lo he vivido de pequeño y es mi día a día, lo tengo integrado...
-¿Animalismo?
-El de verdad de la buena, pero sin subvenciones ni campañas. Aquí viven los animales en su habitat. Mi hija tiene perro, gatos, tortuga, no los castro, no llevan babuchas, no viven en moquetas y no tienen restringidas las horas a las que mean o cagan. Ella tiene cinco años, vive entre animales y normaliza la vida de los seres vivos que nacen, se reproducen y mueren con normalidad. No la mentimos. Es una niña feliz y sin traumas. Yo también lo fui.
-¿Qué le diría a los políticos?
-En el caso de las ayudas del SEPE que por encima de sus gustos son padres de familias con necesidades serias y se les están negando.
-¿A quién aplaudiría?
-A Almeida, Ayuso, a Moreno, a García Page... No hay colores... A las personas que reconocen más allá de los gustos.
-En época de terraza, ¿caña o vino?
-Un buen vino, por favor.
-Elija compañía...
-Hay mucha gente con quien me gustaría sentarme a hablar... Mario Conde, Julio Iglesias y con Pablo Iglesias, también.
-¿Qué le diría?
-Me gustaría escucharle, explicarle y que me contara.
-¿Cuánto hace que se tomó una copa detrás de otra?
-La semana pasada, pero no fue tanto... Tendría que pensar...
-¿Hablando se entiende la gente?
-Creo que eso era antes, hoy en día está fallando. Si hay un sector educado, que no monta escándalos es el toreo. Y no le ha funcionando. Es un ejemplo de civismo, a pesar de los insultos. Cuántas veces lo hemos visto mientras los aficionados entran a una plaza. Igual hay que cambiar.
-¿Qué asusta más el toro, la Covid-19 o los políticos?
-El toro me asusta mucho, porque soy consciente de los riesgos que conlleva. Lo de los políticos me parece una vergüenza. Me da vergüenza lo que puedan pensar de nosotros fuera de España. Lo que ocurre en el Congreso es una pena.
-¿Qué le hace perder la cabeza?
-Mi hija.
-¿Y los nervios?
-Tengo un pronto malo, soy muy impulsivo, pero luego no soy nadie. Me sacan de quicio las injusticias, cuando siento que me quieren tomar el pelo.
-¿De qué directo tiene ganas?
-Del de Manu Carrasco.
-¿Se cuida?
-Me encanta comer sano. Mucha verdura y mucho pescado. El gazpacho... Pero nada de salsas.
-Dígame por qué se lo salta...
-El chocolate me pierde. No sé qué tiene, pero es adictivo. La tableta de Valor, los Conguitos... Uff...
-¿Se pesa mucho?
-Sí, tengo uno en el cuarto de baño y cada vez que entro...
-El traje de luces lo canta todo...
-Es un chivato.

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