Joaquim Veríssimo: el historiador que acercó España y Portugal
Falleció ayer a los 95 años en la localidad lusa de Santarém
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Aprendió, enseñó y hasta hubo de olvidar mucha Historia. Pero no solo de ese Portugal al que amó profundamente, sino también de la que en los planes de estudios se denominaba «Historia Universal». Al cultivo de esta última le llevó la propia dimensión del protagonismo portugués en la historia del mundo y, sobre todo, su percepción del ser humano, llamado a trascender espacios y tiempos, desde su particular realidad contextual. Tal vez por ello su obra estuvo al servicio de la comprensión y del entendimiento entre los hombres, la tarea más noble, sin duda, del historiador.
Su aprendizaje, laborioso y cuidado, discurrió en su país y en la Universidad de Toulouse, hasta acabar doctorándose en la de Coímbra. Investigador incansable, trabajó en los principales archivos portugueses y españoles. Aquí formó parte del que pudiéramos llamar «grupo de Simancas», junto a Luis Suárez, Vicente Palacio y otros brillantes historiadores españoles ya desaparecidos. Su enseñanza discurrió durante muchos años en la Universidad de Lisboa, de la cual llegó a ser Rector. Maestro de muchos y aprendiz de todos, que ese es el verdadero camino de la sabiduría.
La historiografía de Veríssimo abarca centenares de títulos, cuya relación superaría los límites de estas líneas. Monografías, especialmente sobre el medioevo portugués, como la «Crónica del Reinado de Don Joao II. Miscelanea»; «Portugal e o mundo. Nos seculos XII a XVI. Um pecurso de dimensao universal»; «Cronistas do Século XV posteriores a Fernão Lopes», etc.; o acerca de la época moderna como «El itinerario del Rey Don Sebastián»; y el estudio de: «O tempo dos Filipes em Portugal e no Brasil, 1560-1668: Estudos Históricos»; y valiosísimos trabajos de síntesis como su monumental «Historia de Portugal» (18 vols.). Todos ellos ejemplo de su excepcional calidad profesional.
Pero su actividad fue más allá de las aulas y de la producción historiográfica y así, desempeñó entre 1975 y 2006, la Presidencia de la Academia Portuguesa da Historia, heredera de la Real Academia de la Historia que creara D. Juan V en 1720. Formó parte de la Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, y de muchas más en diversos países de Iberoamérica. Dirigió el Centro Cultural Portugués, de la Fundación Gulbenkian, y promovió múltiples empresas académicas. En Santarem, su tierra del alma, nos lega el Centro de Investigación Doutor Joaquim Veríssimo Serrão.
Amigo de España, contribuyó desde el ámbito de la Historia al acercamiento hispanoportugués. Doctor Honoris Causa por varias universidades españolas, entre ellas la Complutense. Estaba en posesión de numerosas condecoraciones portuguesas y de otros países, por ejemplo: la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil y la de la Orden de Alfonso X el Sabio, la Medalla de Plata de Galicia, etc. Se le concedió el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales en 1995.
Tuve la suerte de compartir con el profesor Veríssimo muchas horas, por tierras de Portugal y España, en especial en ese lugar único que son los cursos de La Granda, en los que han participado tantas figuras de todas las ciencias. A sus muchos méritos profesionales unía extraordinarios valores personales, uno particularmente valioso: la lealtad. En tiempos de silencios y de ruidos, de ocultaciones y cobardías, fue siempre Don Joaquim un hombre leal, cuya palabra no faltó nunca en favor de la verdad. Hoy supe que le llegó la hora de despedirse de su querido Santarém, silenciosamente, por la rua de San Nicoláu. Y me deja el honor de hacer el mejor oficio de amigos, que decía Quevedo: encomendarle a Dios.