La nueva normalidad de Irene Villa: «Lo de ligar es un tema... ¿Qué haces, pides el certificado sanitario?»
La periodista y psicóloga dice que el pilates le salvó el confinamiento, ahora disfruta de las vacaciones y de sus hijos, engancha en cada respuesta
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Después de cuatro meses en Madrid, y los cien días encerrada, apura las últimas gestiones para comenzar las vacaciones. Irene Villa lo tiene claro: aquí no se queda. En el gran desafío del confinamiento ha aprendido mucho, pero «no a cocinar. He seguido haciendo lo de siempre. Me he centrado en el tiempo con mis hijos y mi libro, que era el proyecto de este año. La meditación y el pilates nos ha salvado a muchos de los inquietos metidos en casa. Ha sido un reto emocional y nos ha hecho invencibles. Más poderosos».
-¿Cómo es su nueva normalidad?
-Preocupada por la poca conciencia que veo en algunas personas. Yo no llevo bien el tema de la mascarilla, pero entiendo que es lo que tenemos que hacer. Es gracioso porque por el día va mucha más gente con ella, pero por la noche hay menos cuidado y me preocupan los rebrotes. Sería terrorífico.
-¿Qué echa de menos de la era anterior al Covid-19?
-Las fiestas y encuentros que suelo hacer en mi casa. Por ejemplo, en el cumpleaños de mi hijo el año pasado nos juntamos cien entre sus amigos, los míos y los de mi madre... Eso lo echo de menos. Soy muy de tener gente en casa, aunque el descubrimiento del confinamiento es que sola también se está bien. Creo que nos vamos a volver todos un poco antisociales a la fuerza, porque nos hemos dado cuenta de que solo se está de lujo, aunque no todos los días.
-Una juerga de vez en cuando entonces...
-Y bailar también lo echo de menos. Salí hace poco, pero sentados, guardando la distancia de seguridad, sin tocarse, poniéndote la mascarilla... No es lo mismo.
-Y de ligar con la mascarilla... ¡Ni hablamos!
-¡Eso es un tema! Vamos a tener que volver al lenguaje de los ojos, que a mí me encanta. Lo fácil desde luego es ligar por redes sociales. Y luego cómo te acercas ahora, antes era ¿estudias o trabajas? Y ahora, ¿le pides el certificado sanitario? Es muy fuerte...
-Dígame, ¿qué ha aprendido y no piensa olvidar?
-Que el tiempo con mis hijos vale mucho más que todo lo demás. Ya lo había aprendido al separarme con la custodia compartida. Cuando los tienes las 24 horas y toda la semana hay cosas que se dejan de valorar. Luego te das cuenta de que son una fuente de alegría y de que las relaciones cercanas son vitales para nuestro día a día. Esto me ha enseñado a echar el freno y disfrutar a tope de ellos.
-¿Qué es lo que está deseando olvidar?
-Esas casi mil muertes diarias. Los sanitarios siempre han sido mis héroes, porque me han salvado de situaciones críticas, pero ahora han salvado a un país entero a costa de su propia vida y poniendo en riesgo a sus familias.
-¿En qué proyecto anda metida?
-Acabo de terminar un libro con el que estoy feliz. Abordo las dificultades de la vida y cómo afrontar esas cimas que se publicará el 15 de octubre.
-¿Cuáles son las vacaciones perfectas?
-Estoy deseando ir a la playa. He echado mucho de menos la naturaleza en este tiempo. La libertad de meterme en el agua. Tengo la necesidad de recuperar el tiempo perdido y que los niños disfruten.
-¿Cuántas veces ha dicho eso de «bendito cole» en los últimos tiempos?
-Muchas. Siempre he valorado a los profes. Fueron importantes en mi vida, pero en esta etapa me he acordado mucho de ellos. Ha sido todo un desafío teletrabajar, hacer tareas, educar... Pero creo que los padres hemos dado la talla.
-¿Quién fue esa primera persona tras el desconfinamiento?
-Mi madre, me había hecho las pruebas... Y aun así el abrazo fue muy emocionante, pero poniendo la cara para el otro lado.
-¿A quién pondría en cuarentena?
-Al propio Covid-19, al mal humor, al egoísmo, a la rabia, a la ira...
-¿De dónde saca ese buen rollo que desprende?
-Mi madre me ha inculcado bastante y de la idea de que tú eliges.
-¿Hay receta mágica para la felicidad?
-Sí, amar lo que tienes. Amar tus circunstancias. No se trata de tenerlo todo.
-¿Y para el perdón?
-El día que te das cuenta de que el perdón no cambia el pasado, pero te cambia infinitamente el futuro, te cambia la vida.
-Ahora que todo el mundo ha desarrollado habilidades culinarias, ¿qué ha aprendido?
-Que el pilates me ha salvado en el encierro. Liberé mi mente y cambié la energía. Me siento más dueña de mi cuerpo, más ágil y más en sintonía con mis prótesis, pero en la cocina sigo haciendo lo de siempre.