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La nueva normalidad de Ana Guerra: “La calle es mi sitio favorito para cantar, el que se para y te da el euro lo hace de verdad”

Estrena single y, aunque no estaba en sus planes, va a girar este verano raro. Dice que va a terapia porque «le hace sentir mejor». Se reencarnaría en Juan Luis Guerra para «saber qué tiene en la cabeza y la fe que mantiene en la vida». Mientras tanto disfruta de la suya, consciente de lo mucho que influye la «suerte». Nos lo cuenta.

Defíname «Listo va»...

Es un single muy actual que me gusta mucho, con flauta, muy bailable y con esa colaboración con mis amigos de Lérica que ha sido maravillosa, ellos lo están petando. Los conocía antes de entrar en OT y ha sido estupendo poder hacer este tema juntos.

¿Cómo va a ser el verano 2020?

Especialmente raro, pero no para mí sino para todo el mundo. Nos ha trastocado a todos. No tenía pensando girar este verano. Acabé el 21 de enero con Cepeda en el Liceo y la idea era meterme a componer. Ha surgido la oportunidad y hay que levantarse entre todos, así que me llevo a mi banda y tengo ganas de reencontrarme con mi gente, que basta que te lo prohiban para que quieras más.

¿Se gana anonimato con la mascarilla?

Después de tres meses y medio en un concurso de televisión, si no te reconocen por una cosa es por la otra. No estoy libre del anonimato y tampoco es mi intención. Nos han visto de todas las maneras, llorando, sin llorar, maquilladas, sin maquillar, me reconocen hasta por el tatuaje de la muñeca.

¿Cómo fue ese cambio del anonimato a la fama?

Un shock total y también hay que aprender a gestionarlo. Me refugié entre mis cuatro paredes porque sentía que no le estaba dando a las personas que se acercaban el calor que se merecían. Era todo muy raro. Yo pensaba, ¿cómo te vas a sacar una foto conmigo si no soy nadie? Creía que venían a pedirme la hora o preguntarme por una calle.

¿Para quién fue el primer abrazo después del confinamiento?

A Papá. Después de tantos meses fue el reencuentro más deseado.

¿Algún talento oculto ha salido a la luz?

Me he puesto a hacer punto y alguna cosa más, pero sobre todo he echado muchas horas al piano con clases online y me he soltado.

En esta época en la que tanto han sufrido los mayores, ¿fan de la tata real?

Por supuesto, de ella y de tanta gente de la que tenemos que aprender que se ha hecho fuerte en estos tiempos difíciles.

¿Cuál sería la canción de este año?

No sé si la canción, pero sí el pensamiento de que ojalá a la gente que ha estado en un hospital le hayan cogido la mano.

Saque entrada para un concierto.

Pablo López. Le he visto muchas veces tocar el piano en petit comité, pero tengo ganas.

¿Qué le ha cambiado en este tiempo?

Me tomo las cosas con más calma. Antes me estresaba más. Buscaba la gravedad donde no la había. Ha recuperado el valor esas cosas que todos sabemos, familia, salud... Pero se nos olvida.

Discotecas cerradas, distancia de seguridad, las nuevas normas... ¿Cada vez es más difícil bailar?

Tampoco he sido yo muy discotequera, prefiero una cena con una guitarra y un piano antes que no escuchar lo que me están diciendo a un metro de distancia. Siempre se puede bailar en casa.

¿En qué momento echa de menos el anonimato?

En general en ninguno. Lo único en mi vida privada, la mantengo a un lado y no la vendo. El otro día me llamaron para hacer un reportaje de mi casa y yo les decía: ¡dejadme que eso sea mío!

En algún sitio leí que necesitó ir a terapia.

Y sigo. Lo digo abiertamente porque creo que no hace falta tener ningún problema. Es maravillosa. A mí me ayuda a estar bien conmigo y con los demás.

¿Costó gestionar el éxito?

Llegó un momento en el que estaba llena de subidas y bajadas. No era capaz de separar la Ana profesional de la personal. Y lo ligaba todo. ¿Qué es lo que estoy haciendo bien cuando las cosas funcionan o a la inversa? Es muy loco... Soy la misma, y buena persona, más allá del éxito o el fracaso. Te haces adicto a la intensidad. Por ejemplo, estos tres meses no ha pasado nada, en cuanto a las emociones, y he estado bien. Todo es aprendizaje.

¿Cómo es la industria?

Nos lo dijo Noemí Galera estando dentro, que no estábamos trabajando ni la mitad de duro que lo que nos esperaba fuera, porque hay mucho talento y nadie se lo merece más que nadie. ¿El por qué yo? Para lo bueno y lo malo es suerte muchas veces. ¿Por qué me cogieron a mí y no a la que estaba delante y cantaba mejor? ¡Suerte! Luego está el trabajo y no desistir.

¿Miedo al fracaso?

Es importante que tengas personas que lleven tiempo en la industria de la música y te guien, pero la vida siempre me recondujo hacia la música. En un estadio o en la calle siempre seguiré cantando. La calle es mi sitio favorito para cantar, el que se para y te da el euro lo hace muy de verdad.

¿En qué se reencarnaría?

En Juan Luis Guerra, es la persona más interesante que he conocido y quisiera saber qué se le pasa por la cabeza. Superar lo que ha superado él y tener la fe que tiene en la vida.

¿Quién le pone los pies en el suelo?

Papá. Creo que todavía no se me han ido. Sigo siendo Ana Alicia.

¿Qué dicen los amigos de siempre?

Tenemos las conversaciones de siempre, de La Laguna, la gente del instituto, los amigos... Me dedican un momento de un día a lo que estoy haciendo, pero no soy el centro de atención y eso es lo que me gusta.