Crítica de “Quisiera que alguien me esperara en algún lugar”: Superar la ausencia ★★★✩✩

Dirección: Arnaud Viard. Guión: E. Courcol, V. Dietschy, T. Lilti y A. Viard (Novela: Anna Gavalda). Intérpretes: Jean-Paul Rouve, Alice Taglioni, Aurore Clément, Francia, 2019. Duración: 89 minutos. Drama.

Cine francés, cine de reuniones familiares en casas enormes de ensueño, de celebraciones y abuelas cultas y generosas, de hijos con sus secretos y crisis a cuestas que les cuestan destapar hasta que la boca se suelta tras unas copas de el brindis con champán y nadie pueda ya cerrarla. Cine de ausencias, de luto, de muertes imprevistas, de personajes que no pueden aceptar un jodido cáncer en la persona amada que le retrotrae a los tiempos bárbaros que se transformaron luego en una educada e insoportable rutina. Finales del verano, Aurora cumple los 70 con sus cuatro niños: Jean-Pierre, el mayor y cabeza del clan desde el fallecimiento del padre; Juliette, que espera su primer hijo a los 40 y frustrada escritora; Margaux, fotógrafa anti mercado, y el tímido Mathieu, que muere por una compañera de trabajo. Todo en orden y tan educado como un «merci» repetido hasta la náusea. Es, decíamos, una película gala, con esa elegancia un tanto fría, con actores y actrices (casi siempre se cuela alguno de la Comédie-Française) ajustados, pero que, en esta ocasión, peca de una empaquetada previsibilidad tras la tragedia que resulta lo menos real del drama. Porque los días felices pasados ya no vuelven iguales nunca, los perdimos.

Lo mejor: Es una película de buena factura y cuenta con un puñado de eficaces intérpretes