¿Cómo casarse consigo mismo?
Icíar Bollaín reivindica el amor propio en «La boda de Rosa», la cinta protagonizada por Candela Peña que ha abierto el Festival de Málaga en el mismo día que llega a las salas
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Candela Peña contempla su rostro en el reflejo sincero del espejo de un antiguo taller de costura que perteneció a su madre con un vestido de novia entre las manos. Lo hace relajada, pacífica, obnubilada. A medida que su mirada avanza por las esquinas del cristal su cabeza va desprendiéndose del lastre del tiempo y de las pesadas consecuencias de su entrega continuada a los demás. Parece estar a punto de prometerse cosas a sí misma. Cosas tan reivindicativas y quebradizas como dejar de pensar en los demás antes que en ella por primera vez en 45 años. Rosa, la protagonista del nuevo proyecto cinematográfico de Icíar Bollaín a quien da vida la actriz catalana, está demasiado acostumbrada a cuidar de los demás: «Yo construí a Sancho Panza, a la eterna escudera. Lo que hice fue destrozarme. Me compré un champú de 013 y no quería que me pusieran apenas maquillaje. Mi misión era embellecer el personaje con mi trabajo de actriz. Rosa es una mujer que asume todo el tiempo sin resignarse hasta que un día decide dejar de hacerlo. Hay que intentar que no nos pasen por encima, ser leales y legales a nosotros mismos», señala Candela acerca de la construcción de su personaje.
En «La Boda de Rosa» todo sucede al ritmo ficcionado y acelerado de las películas. Lo que en la vida real supondría para algunos años de terapia, aquí, todo ese hartazgo generalizado por actuar siempre tal y como se espera de nosotros y no de forma coherente con lo que de verdad deseamos se materializa con un golpe en la mesa en forma de ritual y compromiso. Cuenta la directora que la idea surgió a raíz de un reportaje que leyó en «The Guardian»: «Hablaban de un lugar en Japón donde te podías ir a casar sin novio. Se llamaba “Todo menos el novio”. Me pareció interesante el concepto que había detrás del ejercicio meramente estético. Casarse con uno mismo implica un compromiso, un no ponerte siempre el último. Y sorprendentemente descubrimos que hay mucha gente que lo hace. Revertir la convención me pareció provocador y divertido», comenta Bollaín. Porque quererse y concederse tiempo para descubrirlo, puede convertirse en toda una revolución.
Es la cinta con la que Bollaín abre la 23ª edición del Festival de Málaga. Un certamen pospuesto desde marzo y que vivirá hasta el 30 de agosto las extrañezas de la pandemia. Junto a Peña, Sergi López, Nathalie Poza y Paula Usero encabezan el reparto de la tragicomedia que este mediodía se presentaba en el Albéniz: «Para bien y para mal, la familia siempre está ahí. Esta historia la hemos querido contar con humor y alegría, que entre como agua fresca», ha afirmado la directora de esta «trama de personajes que intenta hablar de cosas que de una forma u otra nos afectan a todos, pero siempre con humor y emoción».
Por su parte, Candela Peña no ha querido dejar pasar la oportunidad y ha insistido durante la presentación en «la necesidad» de que la ciudadanía llene los cines en estos tiempos «difíciles»: «Os pedimos ayuda. Tenéis que decirle a todos vuestros conocidos para que vayan a las salas».