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SGAE

Teddy Bautista: “Da la impresión de que manejo las fichas de un tablero y les hago jugar un papel y no es así”

El ex presidente de la SGAE defiende su gestión y deriva en los órganos directivos de la institución la contratación de Microgénesis para la transformación digital

El juicio contra el exdirectivo de la Sgae Teddy Bautista comienza hoy
El ex presidente de la SGAE Teddy Bautista, ayer, en la primera sesión del juicio por el supuesto desvío de fondos de la instituciónFERNANDO VILLAREFE

El ex presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) Eduardo “Teddy” Bautista ha defendido su gestión ante el tribunal que le juzga por un supuesto desvío de fondos en la institución, por el que la Fiscalía Anticorrupción pide para él una condena de siete años de prisión por delitos de apropiación indebida o administración desleal.

Bautista ha avalado la contratación de Microgénesis, la empresa del principal acusado, José Luis Rodríguez Neri -que se enfrenta a una petición de pena de doce años y medio de cárcel y una multa de 270.000 euros- en la digitalización del fondo patrimonial de la sociedad que gestiona los derechos de autor. Y ante la insistencia del fiscal sobre la decisión de contratar a esa sociedad (que considera que cobró por servicios ficticios), el ex presidente de la SGAE ha replicado al representante de Anticorrupción contrariado: “Está dando la impresion de que yo manejo las fichas de un tablero y les hago jugar un papel y eso no es así”.

Bautista ha derivado la responsabilidad en los “órganos de gobierno” de la sociedad y ha recalcado que el contrato firmado en 1996 con Microgénesis fue “avalado” por el responsable de los servicios jurídicos de la SGAE. Se trataba, ha explicado, de crear una sociedad digital para desarrollar “una estrategia muy compleja para adaptar el ecosistema a las directivas europeas, un “aggiornamento” para poder colocarnos a la misma altura de las sociedades con las que, en cierto modo, estábamos compitiendo”. “Pasamos literalmente del siglo XVIII al siglo XXI”, ha enfatizado para hacer hincapié en la magnitud del proyecto.

Bautista ha sorprendido al fiscal -que ha sido interrumpido varias veces por el presidente del tribunal por no dejar explicarse al acusado o por preguntas que ha considerado improcedentes- cuando ha asegurado que se “encontró” con Rodríguez Neri en la SGAE en el año 1994 o 1995 después de que lo hubiese conocido “esporádicamente” a través de su amigo el compositor Luis Cobos. Pero ha precisado que no fue él quien lo contrató, sino “el director de Operaciones” porque la institución “estaba a punto de celebrar su centenario en 1999 y habíamos tomado la decisión de adaptar el ecosistema de protección de los derechos al estándar europeo”.

Un sueldo de 360.000 euros anuales

Preguntado por su retribución anual cuando presidía la SGAE, ha detallado que cobraba alrededor de 300.00 euros “por la sociedad y 60.000 por la dirección de la Fundación Autor” y ha negado que cobrara dietas, aunque sí tenía una tarjeta de la sociedad cuyos gastos tenía que justificar.

Con el contrato firmado con Microgénesis, ha dicho, la SGAE tenía como objetivo la creación “de un centro de investigación y desarrollo especializado en la aplicación de la tecnología a los derechos de autor” para la digitilización de las piezas musicales.

Se trataba, ha detallado, de digitalizar “10.000 horas de género chico (zarzuela...) que constituyen el patrimonio más importante de la sociedad. Son miles y miles de obras, como manuscritos del maestro Falla, de los que la SGAE se convirtió en custodio”. “Una partitura escrita en 1800 -ha explicado ante las reticencias del fiscal- sufre un deterioro y la única posibilidad es que sea microfilmada o las transcripciones digitales. Y el centro tenía entre sus funciones la transcripción a formato digital de todo lo que estaba en papeles”.

El acusado ha mantenido que antes de firmar con la empresa de Rodríguez Neri se informó respecto a su solvencia. “Le pregunté a Luis Cobos qué información tenía y me dijo que Neri trabajó en Telefónica como experto informático” y que supo que Microgénesis desarrollaba proyectos para muchos clientes, entre ellos Caja Madrid. Aunque ha añadido que a él le bastaba con el visto bueno del director de Operaciones.

Bautista también ha esgrimido en varias ocasiones los veinte años que han pasado de los hechos enjuiciados. “Me está hablando del 99. Presumo de tener buena memoria, pero es posible que en estos momentos tenga que calibrarla. Intento ayudar lo máximo posible. Entiendo su trabajo”, le ha tendido la mano al fiscal.

El ex presidente de la SGAE es el primero en declarar en el juicio por la “operación Saga” por la que fue detenido hace nueve años. Junto a él se sientan en el banquillo otras nueve personas por el supuesto desvío de 47,6 millones de euros de la institución a través de SDAE, su sociedad digital.

“Yo no nombré a Neri. Yo sugerí su nombramiento”

Durante su primera jornada de declaración ante el tribunal -que se ha extendido durante casi tres horas- Bautista ha insistido en que él no nombró en el año 2000 a Rodríguez Neri director general de la SDAE, el "único empleado" de la filial digital, se ha encargado de recordarle el fiscal Anticorrupción. "Yo sugerí su nombramiento al consejo de dirección, que lo nombró". Y lo hizo, ha añadido, tras escuchar a los "técnicos de la casa", pero dejando claro que era "el staff ejecutivo quien tomaba las decisiones trascendentes".
El acusado defendió los méritos profesionales de Rodríguez Neri para acceder al cargo y poner en marcha la transformación digital de la entidad. "Teníamos muy claro que era la mejor persona que teníamos al alcance de nuestros medios. Era un profesional de primera magnitud capaz de desarrollar desde un diccionario de datos hasta un programa complejo de algoritmos que a mí se me escapa".
El ex presidente de la SGAE ha negado igualmente que se produjera un malestar en la dirección de la institución por la gestión de la SDAE y la contratación de Microgénesis. "No escuché ninguna objeción, más bien lo contrario, escuché bastantes comentarios favorables de que la SGAE se preparara para el futuro para afrontar ese cambio del modelo de negocio", ha recalcado al tiempo que insistía en que "las primeras críticas que pudieron aparecer venían teledirigidas" porque "a algunos de nuestros usuarios no les gustaba que la SGAE tuviera una herramienta tan eficaz".
En cuanto al contrato firmado con Microgénesis por el cual la SGAE se comprometía a adquirir el 51% de la empresa de Rodríguez Neri a cambio de que éste percibiera un 5% de las acciones de la sociedad de autores y editores, Bautista lo ha justificado en que no podían "encargar a un tercero lo que iba a ser nuestro modelo de gestión y no tener el control de Microgénesis". Pero finalmente, ha matizado, esa operación no se llevó a cabo porque tras una reflexión que les hizo ver que era más conveniente "firmar un contrato con Microgénesis sobre la autoría intelectual de la herramienta sin tener control en su accionariado", algo que -ha vuelto a subrayar- aprobó después la Junta Directiva.
Y cuando el fiscal le ha preguntado por las retribuciones que cobraba Rodríguez Neri cuando, a partir de 2005 fue también designado director de Sistemas, el acusado ha admitido que cobraba dos sueldos de la SGAE, "al igual que otros ejecutivos" de la institución, matizando que como responsable de Sistemas el sueldo que percibía era "un tercio" de lo que cobraba su antecesor, fallecido en febrero de ese año. Eso sí, ha afirmado desconocer si cobraba un tercer sueldo, como ha apuntado el fiscal, o las cantidades que facturaba a la sociedad de autores.
Firme defensor de ese proyecto digital impulsado por Rodríguez Neri a través del programa Teseo de gestión de los derechos de autor, Bautista ha puesto en valor que gracias al trabajo de la SDAE, la institución que presidía facturó en 2017 "casi 480 millones de euros", lo que supuso que sus socios se repartieran 400 millones en concepto de derechos de autor.
Pero la SGAE, ha apuntado, tenía unos objetivos distintos de la SDAE. “Nosotros teníamos que seguir gestionando el patrimonio tradicional, yendo a los bares y discotecas a cobrar los derechos de autor”, ha recordado.