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Teatro

Crítica

“El chico de la última fila”: La extraña naturaleza de la ficción ★★★★★

“El chico de la última fila”: La extraña naturaleza de la ficción ★★★★★
“El chico de la última fila”: La extraña naturaleza de la ficción ★★★★★CDNCDN

Autor: Juan Mayorga. Director: Andrés Lima. Intérpretes: Guillem Barbosa, Pilar Castro, Arnau Comas, Natalie Pinot, Alberto San Juan y Guillermo Toledo. Teatro María Guerrero, Madrid. Hasta el 8 de noviembre.

Esta obra aúna complejidad y claridad en tales grados, y de forma tan armoniosa, que, después de haberla leído y de haberla visto representada, no puede uno sino reconocer su incapacidad para trasladar a una crítica periodística la eficacia literaria que el autor sí ha demostrado tener en su texto. No obstante, hay que intentarlo: “El chico de la última fila” habla, aparentemente, de la rica y problemática relación que se establece entre un profesor de Literatura y un alumno suyo a partir de las redacciones que este le entrega a aquel para que se las corrija.

Pero también habla de muchísimas otras cosas: de los posibles límites en la libertad de creación y, por tanto, en la libertad de expresión; de la relación del arte con la vida y de la ficción con la realidad, o de la capacidad que tiene la ficción para mostrarnos la realidad, y aun para incidir en ella y modificarla; de la importancia de la filosofía o la literatura en la educación; de la difusa asociación que hacemos a veces entre un concepto y su símbolo; del vínculo entre la forma y el fondo, más caprichoso de lo que creemos, que caracteriza a toda gran creación literaria y artística…

De todo esto… y de un sinfín de cosas más. Y todas han sido bien leídas por Andrés Lima en esta nueva aproximación al texto que llega ahora al Centro Dramático Nacional. El director, que ha potenciado la ironía de algunos diálogos y la comicidad de ciertos personajes, ha creado una atmósfera en la función de fantasmagoría tan apropiada como original. En este sentido, resultará curioso el movimiento en algunas escenas, dentro de un espacio diseñado con gran inteligencia –con la ayuda de su inseparable Beatriz San Juan como escenógrafa– a partir de ciertos elementos que simbolizan bien los distintos planos de representación, y que no incomodan a la hora de que todos esos planos puedan confluir, ya que esta es una de las piruetas dramatúrgicas de la obra que dificulta su escenificación y que, al mismo tiempo, la puede convertir, como aquí ocurre, en memorable. Además, se ha rodeado de un puñado de buenos actores, algunos habituales en sus trabajos, entre los que destacan Alberto San Juan, Pilar Castro, Guillermo Toledo y Guillem Barbosa.

Lo mejor

La obra de Mayorga es, sencillamente, una obra maestra de nuestro teatro contemporáneo

Lo peor

La dificultad para resumir la amplitud de miras de una función tan rica e inteligente