Silvia Pérez Cruz: “Me gusta la fortaleza que tiene la aceptación de la fragilidad”
La artista presenta «Farsa (Género imposible)», que trata de cómo sobrevive la intimidad en tiempos de superficialidad
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Silvia Pérez Cruz plasma en su nuevo trabajo la intensa actividad durante los últimos tres años llevada a cabo con espectáculos y artistas procedentes de otros géneros y artes. Colaboraciones o temas hechos a la medida y en los zapatos de otros: trece canciones originales con letras propias y algún poema prestado. Por eso lo ha llamado “Farsa (género imposible)”, que responde a la inquietud de Pérez Cruz en relación a las tensiones que vivimos hoy en día: qué se muestra y lo que realmente somos, y, sobre todo, cómo sobrevive la fragilidad del interior y lo íntimo en tiempos en los que la superficie es todo lo que vemos.
-Ha sido un proceso creativo enriquecedor y diverso.
-Sí, me voy dando cuenta cuando la gente me pregunta, porque la creación va saliendo. Yo combino un disco de canciones originales con uno de versiones, y estas canciones han sido creadas dialogando con otros artistas y me han pasado tantas cosas... que bueno, ha sido un aprendizaje brutal. Cada una procede de un universo, a veces escuchando al otro artista lo que necesita. Componiendo a partir de sus necesidades y otras como un laboratorio artístico, encontrado la emoción a partir de dos artes.
-¿Ayuda a crear el hecho de cambiar la perspectiva y no estar tan dentro de la propia cabeza y corazón?
-Sí, porque estás aprendiendo a expresar y a entender la emoción desde ángulos distintos y a buscar nuevos recursos y nuevas texturas y sonidos dentro de tu imaginario. Me ha afectado a mi manera de cantar y de estar el poder observar cómo expresa otro artista una emoción. Me ha enriquecido.
-El resultado sorprende.
-En ese disco, por ejemplo, hice por una de petición “El tango de la vía láctea”. Y yo un tango no lo habría hecho, no tenía necesidad, pero el baile lo pedía lo hice a partir de las necesidades de Rocío Molina, para el espectáculo que hicimos juntas. lo hice para sus pies. Me convertí en mediadora y, aunque yo me encuentro en la célula madre de la creación, trato de apoyarla con la música
-Pero la clave es interiorizar las necesidades y buscar las respuestas dentro de una, ¿no?
-Exacto. Pero como todo eso está vivo, sigue cambiando con las representaciones. Y vuelve a cambiar cuando llega la hora de grabarlo para un disco. Así que todo el rato se van modificando y la autoría se va diluyendo a veces. Es un proceso apasionante.
-"Mañana" es mi favorita.
-Me pidieron hacer la música de un documental dedicado a Ana María Moix, la hermana de Terenci, que era una escritora con un humor y una inteligencia únicas. Esta canción habla de su muerte con instrucciones, que pide: “Cuando yo muera, amado mío, no cantes para mi canciones tristes”. Y le die el aire mexicano porque me gustó esa energía del sufrimiento y de tirar para adelante.
-¿Piensa en la muerte a menudo?
-Siempre he sido muy consciente de ella y he vivido varias cercanas y he hablado mucho de ella. Algo que marcó mi vida y la música, que es lo mismo, fue ser madre y que muriera mi padre. Ver el comienzo y el final. Para mí es un tema profundo y he pensado mucho en ella. ¿Cómo resumirlo? He vivido bastantes... la he visto. Muchas personas queridas. Es un tema importante y no se habla mucho de él al igual que se habla poco de los partos, que también es muy tabú. Con Isaki Lacuesta hemos reflexionado mucho de esto.
- Lo llama "Farsa por una cuestión de estilos, de géneros musicales.
-Exacto, y en homenaje a mi madre, que me enseñó a ver una canción como una foto un cuadro o un baile. También porque reflexiono sobre la diferencia de lo que somos y lo que enseñamos. Es un pensamiento que pongo en el título para poder hablar de ello. Creo que hemos vivido una época en la que las redes sociales han dado un reventón y la gente se construye mucho el robot delo que quiere ser o aparentar y hay una distancia grande que me inquieta, me interesa. Hay un verso de Pessoa que me gusta mucho al respecto.
-Está en el disco: “Finge tan completamente / que hasta finge que es dolor / el dolor que en verdad siente”.
-La diferencia entre lo que eres y la máscara, pero cómo al final hasta la propia máscara termina teniendo un reflejo de ti.
-¿También lleva una máscara?
-Supongo que todos, pero me he dado cuenta de que el arte es libertad ante todo y dentro de ese espacio cada uno escoge el camino que cultivar. Todos son válidos: si son sinceros, tienen una validez. Yo me doy cuenta de que lo que me gusta del arte es cuidar esa fragilidad. Es lo que hace bello y real al ser humano. El camino que he elegido es el de la transparencia y cuando canto es cuando me siento así. Y por eso me ha hecho reflexionar tanto esta nueva etapa donde es tan importante la imagen. Lo que me choca es esa necesidad de representarse a uno mismo como algo fuerte en cuanto a poderoso, confiado, seguro. A mí me gusta la fuerza por la aceptación de la fragilidad. Creo que es mucho más sano para todos. Aceptar la fragilidad y no frustrarse buscando la fortaleza imposible. La fortaleza es algo más pequeño y escondido.
-La presencia de los demás nos hace tomar esa falsa apariencia.
-Pero a la vez pienso que si todos lo aceptáramos sería más fácil. Por que si no, hay mucha frustración. No es solo arte, sino la vida misma, pero es un reflejo de la vida que entiendo a través del arte. Me siento cómoda, libre, sincera. Esta reflexión me sale más evidente observando lo artístico.
-¿La actuación o interpretación es un máscara?
-Hay una reflexión de Pablo Messiez que lo cuenta muy bien. Lo que busco en el escenario es como si fuera una casa y el aire debe pasar a través de mí y que las puertas y las ventanas estén abiertas. Que se cierran por miedos y por pensar mucho. Todo está ahí como si hubiera una especie de cielo o de aire en el que habitamos. Tanto cuando compones como cuando interpretas, la voluntad debe ser de abrir y dejar que pasen las cosas a través de ti, no quererlas controlar, sino dejar que sean.
-Buscar la esencia.
-Una de las frustraciones del aprendizaje es que la imitación es muy útil para aprender, pero cuando te gusta algo normalmente no es por la forma. Eso es lo primero que ves y es lo fácil de imitar, pero si te gusta es porque la persona que lo ejecutaba está en un sitio que te interesa. Y eso es lo que tienes que buscar en ti, de dónde nace. Eso es lo tuyo. Luego hay aspectos formales que te ayudan porque no siempre estás inspirada. Pero hay algo esencia que es dejar que sea.
-Por eso pueden no gustarte los boleros, pero emocionarse con uno.
-Claro, ahí es cuando hay algo genuino. Yo, cuando hablan de los estilos, lo entiendo, porque en el periodismo se necesita acotar, se necesitan palabras y a veces está claro, pero no es nada de lo que me interesa. Es lo que te transmite, eso es lo que me gusta. Es absurdo, porque en realidad es música y estamos separando cosas que están muy cerca y que son de la misma familia. La música es una familia muy grande. A mi me gusta esto o lo otro porque tiene peso, porque está en su sitio. Y eso es lo que me interesa.