La verdadera identidad de Cary Grant: bisexual y enganchado al LSD, según un nuevo libro
Escrito por Scott Eyman, la obra revela los mayores tormentos de la estrella de Hollywood, quien confiesa que siempre fue víctima de “un personaje completamente inventado”
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Ni el de Roger Thornill en “Con la muerte en los talones”, ni el de John Robie en “Atrapa a un ladrón”, ni el de Dexter Haven en “Historias de Filadelfia”. El papel más importante y exigente que interpretó jamás Cary Grant en sus 40 años como actor de Hollywood fue el de Cary Grant, el de su propia vida.
El libro “Cary Grant: a brilliant disguise” (“Cary Grant: un disfraz brillante”), escrito por Scott Eyman y que se publicó el pasado martes, esclarece las características más íntimas y sorprendentes de la estrella de Hollywood. Y es que, según narra el autor, el encanto y la elegancia de Cary Grant tan solo forman parte de “un personaje completamente inventado, estoy interpretando un papel. De ninguna manera soy realmente Cary Grant. En mi mente, solo soy un vodevil llamado Archie Lech”, explicó el actor al escritor haciendo referencia a su verdadero nombre, Archibald Alexander Leach.
El libro aborda las grandes luchas personales que Grant tuvo que librar para poder sobrevivir a la fama hollywoodiense. Entre ellas, destaca la batalla en referencia a su identidad sexual, que tuvo que vivir durante años ya que vivía con su amante y el también actor Randolph Scott, declarándose a sí mismo bisexual. Grant tuvo cuatro matrimonios, se enamoró perdidamente de Sophia Loren y tuvo que pasar años de terapia para lidiar con su temperamento y narcisismo, según cuenta el libro.
Y estos tormentos de identidades, doble cara y relaciones terminaron en aliviarse a través del vicio: narra Eyman que el actor, cuando conoció a su tercera esposa, Betsy Drake, se introdujo en el mundo de la psicoterapia y el LSD. "He pasado la mayor parte de mi vida fluctuando entre Archie Leach y Cary Grant, sin estar seguro de ninguno de los dos, sospechando que todos y solo recientemente he comenzado a unificarlos en una sola persona”, explicó el actor a Eyman.
Entre divas y Hitchcock
Cary Grant nació en 1904 en Bristol (Inglaterra) y debutó en la gran pantalla con el cortometraje “Singapore Sue” (1931). Pronto comenzaría a trabajar en títulos como “La Venus rubia” (1932), así como saltó a la fama protagonizando cintas como “Historias de Filadelfia” (1940), “Arsénico por compasión” (1944) o “La fiera de mi niña” (1938).
Grant trabajó con grandes divas del cine de Hollywood de su época, como Katharine Hepburn, Sophia Loren, Joan Fontaine, Rita Hayworth, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Deborah Kerr o Audrey Hepburn. Asimismo, entusiasmó a grandes cineastas, en especial a Alfred Hitchcock, quien le contrató para “Sospecha” (1941), “Atrapa a un ladrón” (1955) y “Con la muerte en los talones” (1959).
Su infancia fue difícil, de la que extrajo una gran depresión que no se vio aliviada con el ritmo de trabajo que le exigían en Hollywood. Con esto, en el libro se explica cómo el actor pudo comenzar a superarlo, con la ayuda del Dr. Mortimer Hartman y más de un centenar de sesiones de LSD, que consideró que “me cambiaron la vida”: defecó en sus pantalones y lo vio como una “explosión psíquica”.
“Aprendí que nadie más me mantenía infeliz excepto yo. Gané algo más: yo mismo. Y ese día cagué por toda la alfombra del consultorio del médico, por el suelo. Me imaginaba a mí mismo como un pene gigante que se lanzaba desde la tierra como una nave espacial”, confesó Grant.
Por su parte, según el Dr. Hartman, “el LSD vacía el subconsciente e intensifica las emociones un centenar de veces, así como rompe los bloqueos de la memoria para que uno pueda obtener información sobre sí mismo y las relaciones con los demás”. Y en el libro se explica cómo Grant no era el único que acudía a él: Henry Luce, Christopher Isherwood, Anais Nin, Andre Pevin, Jack Nicholson, Dennis Hopper... “Era algo peligrosamente parecido a un galimatías”, escribe Eyman.
Grant murió un 29 de noviembre de 1986 en Iowa (EE UU), a los 82 años y como consecuencia de las complicaciones de un derrame cerebral. La mayoría de sus bienes, por valor de millones de dólares, fueron para su quinta esposa, Barbara Harris, y su hija, Jennifer Grant.