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El “recontrapendejo”

Camila Diaz/colprensa/dpaCamila Diaz/colprensa/dpa

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A través de mi buen amigo Julio González Ronco, con quien me unen muchas vivencias hermosas (además de nuestro madridismo irredento), he conocido un libro muy curioso: «El fuego de María», del sacerdote Ignacio María Doñoro. No es un ensayo, ni una novela, ni un tratado religioso. Es un libro de difícil clasificación. Es una historia de amor místico entre Dios (a través de la Virgen María) y cada uno de nosotros, cuyos mediadores son los niños del «Hogar Nazareth», plasmado en este libro primorosamente editado por Nueva Eva.
Desde el delicioso prólogo de la editora Marta Moreno, el lector se va a encontrar con algo distinto, no digo nuevo, pero sí diferente a lo que nos tiene acostumbrado el mundo editorial actual. Es una preciosa historia de amor que nos cuenta un cura sencillo y que, en medio de un mundo materializado y ahora agobiado por la pandemia del maldito coronavirus, trae un rayo de esperanza entre tanta desolación.
Es un libro que te saca sonrisas (el título corresponde a una anécdota entrañable y divertida que no les desvelo) y te vuelca las lágrimas de forma espontánea en las historias de los niños que nos cuenta. En dos partes, este curilla irredento, vasco, sin pelos en la lengua y sin vergüenza alguna por desnudar su alma ante el mundo, nos cuenta un poco su historia personal para que entendamos, en la segunda, el auténtico argumento de este libro: Dios con nosotros, en este caso, a través del «Hogar Nazareth», una institución fundada por la Virgen María a través del empeño de este vasco irreductible, bueno, sencillo y cabezota, a veces rebelde, otras conformista, que no acepta que le volvamos la espalda a Dios. Léanlo, por favor, les reconciliará con el mundo y con ustedes mismos. Y les removerá la conciencia.