Miguel Servet, el teólogo que murió en la hoguera por negar la Trinidad
La ejecución del científico, hace hoy 467 años, se considera el inicio de las discusiones hacia el reconocimiento general de la libertad de pensamiento y de expresión
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Astronomía, metereología, geografía, jurisprudencia, física, matemáticas, medicina, anatomía... El científico y teólogo Miguel Servet dedicó su vida a todos esos intereses. Pero, en especial, su reconocimiento y fama internacional vino tras su trabajo sobre la circulación pulmonar, que describió en su obra “Christianismi Restitutio”.
Nacido un 29 de septiembre de 1509 en Villanueva de Sigena (Huesca) -hay quienes sostienen que es de origen navarro-, tanto él como su familia utilizaban el apodo “Revés”. Desde temprana edad demostró una gran inteligencia, mostrando sus dotes a la hora de aprender todo tipo de asignaturas: desde el latín hasta las ciencias.
Recordamos la figura de Miguel Servet porque, un día como hoy de 1553 -él tenía 44 años-, el teólogo murió en la hoguera en Ginebra, condenado por la iglesia calvinista. El investigador, que participó en la Reforma Protestante, obtuvo tal injusto final debido a su objeto de estudio en la rama teológica.
Servet desarrolló una cristología contraria a la Trinidad. Y esto rechinó en los oídos de los católicos, quienes condenaron al científico a la hoguera por orden de las iglesias Reformadas de los cantones, en una época en la que la influencia predominante era de Juan Calvino.
“Arderé, pero ello no es otra cosa que un hecho. Ya seguiremos discutiendo en la eternidad”, dijo como últimas palabras Servet antes de morir entre llamas. Pero eso no se quedó ahí, pues la ejecución de Servet hace 467 años obtuvo consecuencias.
Independientemente de sus descubrimientos en referencia al pulmón o su labor en la religión, su muerte fue considerada como el inicio de discusiones que hoy han desembocado la existencia de la libertad de pensamiento y de expresión. También se relaciona con este hecho la existencia de iglesias unitarias, que surgieron de los movimientos antitrinitarios en el siglo XVI.
Así lo escribió el experto en la vida de Servet polaco, Marian Hillar: su ejecución “fue el punto de inflexión en la ideología y mentalidad dominantes desde el siglo IV d.C. Históricamente hablando, con la muerte de Servet, la libertad de conciencia acabó convirtiéndose en un derecho civil en la sociedad moderna”.
Tal fue su aportación al pensamiento tanto de la época como posterior, que todavía hoy se sigue recordando su figura. Tanto en redes sociales -desde primera hora del día es Tendencia en Twitter-, como en calles y plazas españolas a través de monumentos y zonas conmemorativas.