Fallece el escritor de viajes Javier Reverte
El incansable periodista que firmaba sus obras con su segundo apellido, ha fallecido hoy en Madrid a los 76 años
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Infatigable viajero, sagaz cronista y embajador por derecho del apasionamiento literario. El escritor y periodista Javier Martínez Reverte, que firmaba sus obras con su segundo apellido, ha fallecido hoy, tal y como han informado fuentes de la familia a Efe en Madrid a la edad de 76 años. Nacido en Madrid en 1944 y hermano del también escritor Jorge Martínez, Reverte no tardó en experimentar un sentimiento temprano de atracción por los lugares en los que no había estado y empezó a viajar para conocerlos, especializándose así en libros de viajes.
Si bien Ángel Gabilondo, ha querido destacar en redes sociales su raigambre familiar de saga de periodistas a través del mensaje: “Hoy ha fallecido en Madrid Javier Martínez Reverte, gran periodista, hijo de periodista y hermano de periodistas. Siempre curioso, viajero y encantador. Nos queda su obra y el recuerdo de una gran persona. Mi más sentido pésame a sus amigos y familiares”, un fotógrafo de la talla de Gervasio Sánchez optaba por subrayar ese cariz aventurero que tanto determinó la trayectoria del escritor: “Ha muerto Javier Reverte a los 76 años. El sueño de África es su mejor libro. Fue rechazado por seis editoriales hasta que el editor Mario Muchnik y el boca a boca lo convirtieron en un gran éxito. Lo devoré en Angola en abril de 1997. Descanse en paz este infatigable viajero”, ha apuntado.
Durante las treinta décadas en las que ejerció el periodismo, sus corresponsalías en lugares como Londres, Lisboa o París así como su labor de enviado especial en diferentes partes del mundo intensificaron su amplia curiosidad y terminaron de perfilar sus pasiones. Trabajó como articulista, cronista político, reportero del programa de actualidad “En portada” que emitía Televisión Española, entrevistador y subdirector del diario “Pueblo”, en donde coincidió con una joven Rosa Villacastín, que hoy mostraba también su tristeza en redes por la ausencia del escritor. “Ha muerto un querido compañero Javier Reverte. Coincidimos en Pueblo, desde que se cerró el periódico nos hemos visto, le he seguido, y de pronto ya no está. Me quedan sus libros y los recuerdos de tantos años”, comentaba la periodista.
Dentro de la producción literaria de Reverte destacan títulos como “Trilogía de Centroamérica” (1986-1992), “Trilogía de África” (1998-2002), “La noche detenida” (2000), “Todos los sueños del mundo” (2001), “El río de la desolación” (2004) y “El corazón de Ulises” (1999). Estudió periodismo y filosofía. En una reciente entrevista concedida a este periódico en el mes de febrero, con motivo de la publicación de su último libro “Suite italiana” (Plaza & Janés), el periodista hablaba de las múltiples ventajas de las que goza el concepto de soledad buscada: “A mí me encanta la soledad. Siempre es estupenda cuando es buscada, no cuando te busca ella, que es otra historia que habría que llamar “soledumbre” y es horrorosa. Pero cuando la buscas es magnífica. Encontrarme solo frente a mí mismo, aunque sea rodeado de gente, en un lugar desconocido en el que no entiendo el idioma siempre tiene un componente de aventura”, afirmaba.
Reverte abrazaba la soledad para viajar porque entre otras cosas afirmaba que enseñaba a no ser nacionalista y a vivir “que no es poco”. Pero además de esa querencia por el enfrentamiento con uno mismo, con el descubrimiento íntimo que llevaba a cabo en los viajes, la épica era otro de los elementos a los que apelaba especialmente en los últimos meses. Durante la presentación de otro de sus últimos trabajos publicado en 2018, “Confines" (Plaza & Janés), en donde relata su recorrido por las aguas árticas y antárticas de la Tierra, el autor reivindicaba la necesidad de este concepto, especialmente ahora, que andamos tan huérfanos de empujes y así lo manifestaba en otra entrevista concedida a LA RAZÓN: “En la épica hay una ejemplaridad enorme. Shackleton y Franklin tuvieron que sobreponerse a dificultades y peligros enormes. La épica es necesaria en este sentido. Los hombres necesitamos ejemplos que nos engrandezcan el alma, gente que nos haga pensar que podemos ser mejores. Y en estos momentos de desánimo, la épica es necesaria”.