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Pintura

Descubren una curiosa pintura de Salai, el discípulo de Leonardo Da Vinci

El cuadro “María Magdalena”, atribuido al supuesto amante del genio, será subastado el 18 de noviembre por la casa Artcurial, estimando la venta entre 100.000 y 150.000 euros

"Magdalena Penitente", de Salai, mide 65x50 cm
"Magdalena Penitente", de Salai, mide 65x50 cmArtcurial

Los trazos de Salai son claros ejemplos de su posición de aprendiz de Leonardo Da Vinci. El pintor renacentista italiano fue discípulo y ayudante del autor de la Gioconda, dejando en su legado artístico numerosas obras cuya técnica recuerdan al “sfumato” de Da Vinci. Ejemplo de ello es “Magdalena penitente”, una obra de Salai que data de 1515-1520 y que ha sido hallada recientemente.

El cuadro será subastado el 18 de noviembre por la casa Artcurial, estimando la venta entre 100.000 y 150.000 euros, según publica “Le figaro”. De esta manera, “Magdalena penitente” se une a los escasos cuadros que se conocen de Salai, incluido el “Cristo Redentor” que se conserva en la Pinoteca Ambrosiana de Milan.

"Magdalena penitente", de Salai
"Magdalena penitente", de SalaiArtcurial

“Esta pintura realmente surge de la noche. Su propietario, que lo había comprado por una módica suma, nos lo confió para la venta, sin atribución. Fue Cristina Geddo -reconocida experta de la época lombarda del siglo XV- quien nos reveló que su autoría era de Salai”, explica un experto francés.

Así, la obra dispuesta a subasta muestra “un conocimiento perfecto del ‘sfumato’ de Leonardo”, así como destaca su característica “línea blanca que marca el párpado inferior, dando una especie de dureza que subraya el ojo”.

Salai, cuyo nombre original es Gian Giacomo Caprotti, vivió, aprendió y pintó junto a Da Vinci: fue su alumno, su ayudante de taller, modelo, tesorero e incluso amante, según aseguran ciertos historiadores. Asimismo, su apodo es sinónimo de “pequeño diablo”, lo cual hace alusión a las mentiras y robos que cometió durante su vida.

El lienzo, de 65x50 cm, representa a María Magdalena sobre fondo negro, con brazos cruzados y cuerpo desnudos. “Encontramos huellas dactilares: el pintor aplastó el pulgar sobre la pintura fresca, característica de la técnica de Leonardo y Salai”, explica el experto a la publicación francesa, quien también resalta el carácter sensual de la figura, tanto por su ausencia de ropa como por su cabellera y sus labios carnosos.