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Las rosas que nunca se marchitan

“La del manojo de rosas”, de Sorozábal, regresa a la Zarzuela bajo la dirección de Emilio Sagi para conmemorar el 30 aniversario de esta producción, “la que más ha viajado de esta casa”, comenta Bianco, responsable del centro

'La del manojo de rosas'.
'La del manojo de rosas'.javier del RealTeatro de la Zarzuela

Tres fueron las mujeres que mantuvieron al maestro Sorozábal: Katiuska, Mariola o “la tabernera del puerto” y Asunción o “una florista madrileña”. Así lo reconoció el propio compositor al final de su carrera. Y es que este terceto tuvo buena parte de la culpa de que el donostiarra sea todavía hoy una de las figuras más notables del género lírico. Por ello, por su trascendencia, estas tres muchachas siempre vuelven. La última en hacerlo es Asunción en, como no, “La del manojo de rosas”. La Zarzuela recupera el título que Pablo Sorozábal estrenó 86 años atrás (se cumplen el día 13) en el Teatro Fuencarral -con letra de Anselmo C. Carreño y Francisco Ramos de Castro-, pero lo hace con la producción que “más ha viajado” del coliseo de la calle Jovellanos, reconoce Daniel Bianco -responsable del mismo- de la versión que dirigió, y vuelve a dirigir del 10 al 22 de noviembre, Emilio Sagi en 1990.

Un título “muy especial” para Sagi, dice, y en el que se “refleja a la perfección el ambiente prebélico que se respiraba en la sociedad de la época, con alusiones constantes a los conflictos de clases”. El libreto hace referencia a otros compositores y “sorprende que un vasco de los pies a la cabeza, como lo era Sorozábal, logre plasmar con tanta perfección y claridad el espíritu de un Madrid moderno y la esencia de un casticismo actualizado”.

Desde aquel viernes 2 de noviembre de 1990, la producción no ha hecho más que girar por España, pero también por todo el mundo. “Creo que es de los montajes del Teatro de la Zarzuela que más se ha visto”, reconoce un director emocionado al ver “cómo los personajes van adquiriendo vida. Y ahora, a pesar de los malos tiempos que nos toca vivir, verlo renacer me hace pensar que no se trata de una reposición más, sino de la más emotiva de las reposiciones al cumplirse 30 años de la primera vez… ¡El resto, es parte de nuestra historia teatral!”, argumenta un director que representa a la tercera generación de su familia ligada al “manojo de rosas”.

Sobre el escenario de la Zarzuela vuelve a erigirse, a escala real, la “Plaza del que Venga”. Nombre “simbólico” para Sagi dentro de ese Madrid de 1934 repleto de “tensiones que desembocarían en la Guerra Civil”: “Tuvo gran finura al presentar la lucha de clases, pero sin cargar las tintas”.

Esta es, en concreto, la sexta vez desde 1990 que el montaje de Sagi regresa a esta sala como prueba de que se trata de “una producción muy importante”, en palabras de Bianco, que añade que lo innovador es la obra en sí misma. “Todos los directores de esta casa volvemos a esta producción porque significa un antes y un después en el tratamiento del género, marca una manera distinta de contar la zarzuela”, explica al margen de ese Madrid moderno de la República: “Especialmente para el papel de las mujeres, que tuvieron la libertad de aprender y decidir, y representó asimismo un antes y después en cuanto a los planteamientos teatrales del género, pues marcó una manera distinta de contarlo”.

Respecto a la fusión de varios géneros musicales, con danzas y bailes ajenos a la cultura española, como el foxtrot, habla, Guillermo García Calvo, director musical de la función y del teatro: “Hacer música en estas condiciones es muy difícil”, comenta en referencia a las “limitaciones” que impone la pandemia y por la que la orquesta se reduce a 23 intérpretes entre los que se cuentan cinco cuerdas, “muchos menos de los que le hubieran gustado a Sorozábal”, añade.

Para el elenco, el teatro ha contado con un reparto doble, poco habitual en “La del manojo de rosas”, donde destacan los nombres de los protagonistas: de Ascensión harán las sopranos Ruth Iniesta (que ya interpretó el papel de Clarita en su día) y Raquel Lojendio; y en el papel de Joaquín, estarán los barítonos Gabriel Bermúdez y Carlos Álvarez, que vuelve a meterse en el mismo rol que hace tres décadas, cuando debutó como primer cantante. “Sorozábal sabía escribir muy bien para las voces masculinas y el desafío era sonar creíble 30 años después, pero yo me encuentro muy bien, con la misma actitud de entonces, aunque será el público el que tendrá que decidir”, comenta Álvarez.

Una zarzuela a distancia

No oculta Daniel Bianco que las artes escénicas a distancia no son lo mismo, sin embargo, los tiempos son los que nos han tocado vivir y no queda otra que adaptarse a ello. Por este motivo, el Teatro de la Zarzuela, desde el inicio de la pandemia, allá por marzo, subió varios de sus montajes a la red. Una forma de no perder el contacto con su público y de probar las nuevas maneras de consumir arte. El resultado, más de un millón de personas se acercó hasta su sala virtual en los primeros meses. Con esta experiencia, el coliseo madrileño no pierde de vista a sus seguidores online y vuelve a ofrecer la posibilidad de seguir “La del manojo de rosas” en “streaming”, además Radio Clásica también se acercará a la calle Jovellanos para grabar y, posteriormente, emitirlo en antena, “aunque es una pena que no lo emitan en directo”, explica Bianco.
J. Herrero