“'El retrato de Dorian Gray' es una gran lección de crítica a la doble moral”
El autor recomienda esta obra fundamental de Oscar Wilde para no dejarnos conducir por gente como su protagonista
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Santiago Posteguillo es de los lectores que se fijan en el detalle para comprender lo mayúsculo. Confía en la magia de la literatura a la hora de dar lecciones reales y, por ello, su libro preferido “va cambiando según las circunstancias”. En una actualidad de crisis y anulación de la cultura, ¿cuál elegiría?
-Son tiempos de releerse “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde.
-¿Por qué?
-Es una magnífica lección de crítica a la doble moral, a la hipocresía de las clases dominantes. Tiene unas lecciones para tener en cuenta en tiempos donde hay gran ausencia de sinceridad, honestidad y de clases dirigentes de buen nivel. Vivimos en un mundo donde cada uno interpreta las cosas con un doble rasero, según le interesa.
-¿Qué lección destacaría?
-Hay un personaje que promueve una doble moral que el propio Dorian Gray sigue y, por ello, “spoiler”, acaba muy mal. Pero lo más fuerte es que este proceso lo que acaba haciendo es muchísimo daño a todo su alrededor. Esto hay que aprenderlo: si nos dejamos conducir por gente con doble moral, al final vamos a sufrir todos.
-Sin pandemia y con el mismo Gobierno, ¿se habría decantado por otro?
-Habría elegido “Rebelión en la granja”, de George Orwell, porque hay que vigilar muy bien las revoluciones que se promueven. La revolución siempre es algo interesante, pero lo es más ver cómo evoluciona, para que no se transforme en dictaduras, que es lo que pasa en la granja, donde los cerdos desbancan a los hombres y acaban imponiendo un régimen más cruel.
-¿A quién recomendaría “El retrato de Dorian Gray”?
-A los 18 presidentes o presidentas que tenemos en España.
-¿Cómo ve la gestión de la cultura durante la pandemia?
-Es injusto, aunque inteligente por parte de quienes nos gobiernan, por supuesto, anular la cultura. Porque siempre es incómoda para el poder. Lo que hace y lleva haciendo el Gobierno en los 40 años de democracia, sea del color político que sea, es llenarse la boca de palabras gratas hacia la cultura, para después atacarla. En Alemania no se cerraron las librerías ni en el peor momento de la pandemia. En España, cuando se hizo un decreto de actividades esenciales, el tabaco se admitió, pero ir a una librería no. Vivo en una sociedad donde se prefiere fomentar el tabaco a la lectura. Si ningún experto ha dicho que los actos culturales sean un foco de infección del virus, ¿por qué narices se les pone tantas dificultades? La explicación única que hay es porque no quieren cultura. Les molesta, les incomoda.
-La doble moral de los aviones llenos y los teatros vacíos…
-Pongamos unas medidas razonables para evitar los contagios y mantengamos en funcionamiento los cines y teatros con las medidas que procedan, pero no con unas que imposibiliten la actividad. Si a un teatro de 400 lo dejas con un aforo con el que no puede funcionar, eso es lo mismo que obligarlo a cerrar.
-Puede que el que gobierna nunca haya estado en ese lugar.
-No lo dude.