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«El poder político ha llegado a controlar cómo hablamos»

El economista Carlos Rodríguez Braun publica el “Diccionario incorrecto de la nueva normalidad”, una versión renovada y ampliada que incorpora nuevos términos al hilo de la “nueva normalidad”
Albert R.roldánLa Razón

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“Siempre ha habido incorrectos. Lo curioso es que subsistan hoy” decía en 2004 Carlos Rodríguez Braun (Buenos Aires, 1948) en la 1ª edición de su “Diccionario políticamente incorrecto”. Catorce años después, el economista y profesor, colaborador de LA RAZÓN, publica una versión renovada y ampliada que incorpora nuevas incorrecciones. El “Diccionario incorrecto de la nueva normalidad” (LID Editorial) invita a resistir frente a los bulos del pensamiento único y las pretensiones uniformadoras de la casta gobernante. “Hay cosas que no se pueden pensar y muchos menos decir, esa es la corrección política, que solo hablemos y pensemos según los cánones que nos fija el poder”, afirma.
-A este paso va a necesitar una tercera versión.
-La explicación quizá sea la pandemia, las pestes, como las guerras, son los mayores combustibles del poder político para crecer y las fuerzas que más tienden a desactivar la resistencia de la gente ante las incursiones del poder contra sus derechos.
-¿Hay palabras polémicas que pueden definirse de una forma u otra según quién las defina?
-No, con el poder no se trata del relativismo sino de la imposición. No es que puedan significar lo que cada uno quiera, eso es el relativismo, la corrección política es que el poder impone el significado. La imagen sería la de Humpty Dumpty en Alicia, que dice: “Cuando yo hablo, las palabras significan lo que yo quiero que signifiquen”.
-¿La corrección política es la versión posmoderna del totalitarismo?
-Hay que tener cuidado con palabras, pero en términos posmodernos, podemos afirmar que es así en el sentido de que el poder llega incluso a controlar cómo hablamos. Es lo más parecido al Ministerio de la Verdad que imaginó Orwell en “1984”.
-¿A mayor democracia, menor pluralismo?
-Es paradójico, pero así es, porque democracia significa que el pueblo elije y, sin embargo, esa elección lleva a alimentar a unos políticos que deciden todo en lugar del pueblo en unos Estados que crecen cada vez más a expensas de los derechos de la gente.
-El término “corrección política” nace en EE.UU, un país democrático.
-Efectivamente, Jefferson decía que el precio de la libertad es la eterna vigilancia. Pues no hemos vigilado lo suficiente, porque es en su país donde se instala y donde hemos visto ejemplos extraordinarios de intolerancia y de sectarismo, empezando por las grandes universidades, que han sido centros de pensamiento único y sectario.
-¿Quedan incorrectos en un mundo tan políticamente correcto?
-Gracias a Dios, sí. Espero que al menos nos saludemos entre nosotros (risas).
-Dice que el pueblo ya no decide qué pensar y decir, sino las élites ilustradas, pero ¿no es lo que ha ocurrido siempre?
-Siempre ha habido élites, desde el primer jefe de la primera tribu, la diferencia estriba en el poder de los Estados, que tienen un peso que no han tenido nunca en la historia de la humanidad. No digo que Ramsés II fuera igual que los esclavos que construyeron sus pirámides, pero el peso del poder político de Estados tan grandes, al pagar impuestos, instruirlo, educarlo, vigilarlo, no lo hemos vivido jamás.
-¿Las grandes instituciones mundiales se han plegado al discurso único?
-Absolutamente, vemos a los Estados multiplicarse en instituciones internacionales que son fiel reflejo del poder político, la ONU, la OCDE, el Fondo Monetario…. Curiosamente, algunas son llamadas liberales, cuando no lo han sido nunca. El Fondo Monetario no ha pedido jamás bajar impuestos, al contrario, pide subirlos.
-¿Cuáles son las verdades canónicas del pensamiento único?
-Pueden encontrarse en el contraste entre capitalismo y socialismo. Según mi definición de la corrección política, el capitalismo siempre es juzgado por sus peores resultados y el socialismo por sus mejores objetivos. Una vez que te metes en esa trampa, no puedes salir.
Paraísos fiscales
-Los gobiernos quieren que pensemos que el único impuesto malo es el que no se paga, y desvía la atención hacia los impuestos malos que son los que sí se pagan. Ese es su objetivo, que te distraigas con el fulano de turno que se lleva el dinero a las islas Caimán, como si el problema estribara en los impuestos que no se pagan.
-Ecología y Calentamiento global
-El mensaje es producir miedo, el clima cambia, por supuesto, pero quieren decir que lo hace de manera catastrófica e inminente y la forma de impedirlo es avanzando sobre tu libertad y tus derechos.
-Feminismo
-Es un señuelo mediante el cual, el poder político dice que va a proteger a las mujeres y lo que en realidad hace es crecer a expensas de ellas, con subidas de impuestos, regulaciones, previsiones…
-Pluralismo
-Cada vez que el poder utiliza esa expresión significa uniformidad, exactamente lo contrario.
Nueva normalidad
-Eso es tremendo, hay unos señores en unos despachos que nos van a decir lo que es normal y lo que no lo es, ¿qué te parece?