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Crítica de “The Mystery of Flamingo”: ¿Y si todos fuésemos rosas? ★★★★✩

Pink Lady, una polifacética cantante, tiene toda su casa decorada de color rosa
Pink Lady, una polifacética cantante, tiene toda su casa decorada de color rosaImdbImdb

Dirección y guión: Javier Polo Gandía. Intérpretes: Rigo Pex e intervenciones de Eduardo Casanova, John Waters, Allee Willis. España, 2020. Duración: 97 minutos. Falso documental.

Cuánto libera salir del armario y gritarle al mundo: «Sí, señores, soy un friki, me mola lo kitch, y hasta el rosa». No son pocos, desde luego, que, como si con ellos no fuera el tema, sucumben ante el gato chino que mueve histérico y metódico una pata, ese jarrón con relieves tan hortera o un precioso flamenco. El excéntrico, divertido, feliz e imperfecto largometraje de Javier Polo, un falso documental o así por más señas, nos muestra, pues, la subida a los cielos del feísmo no buscado, algo que resulta clave, de un ingeniero de sonido, Rigo Pex, un hombre vestido siempre de negro, metódico hasta con el tema de los plátanos y obsesionado con grabar cualquier cosa que haga ruido, un tipo que decide emprender un insólito viaje para desvelar las razones de por qué el mundo se volvió irremediablemente majara con esas figuras de plástico que representan a dicha ave.

Algunas son de cemento, pero se trata de antigüedades creadas en los años 30... De Miami a Florida, tras este inaudito fenómeno sociocultural marcha Rigo Pex, al que, sin embargo le repele el bicho. Con todo, el protagonista, que no persigue otro asunto que buscar su verdadero yo, se vuelca en recopilar diferentes teorías e interpretaciones de personajes dispares como la compositora Allee Willis (que murió poco después del rodaje), Eduardo Casanova y John Waters, el padre del cine «trash», entre otros. Las coleccionistas más acérrimas, los detractores del movimiento más furibundos, los hoteles más estrafalarios e ideales, y, de fondo, un mercado que alcanza los muchos millones de dólares cada año, de las camisetas y los objetos decorativos hasta los tatuajes, desfilan por este filme emborrachado en el color del chicle, pop, divertido y con más miga de la que pensaban: la clave esté en ser, y sentirse, libre, ya seas verde o amarillo.

Lo mejor

La extravagancia, ganas de vivir y felicidad que desprende, hasta sus errores son monos...

Lo peor

A veces el protagonista se nos antoja un poco irritable y parece como «despistado»