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“How to with John Wilson”: la mejor serie que no estás viendo

HBO estrena en España el nuevo trabajo como productor de Nathan Fielder, un híbrido a medio camino entre la comedia accidental, el tutorial y el documental
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La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Como si se tratara de una consecuencia más de las crisis cíclicas del pensamiento ilustrado, la hipérbole en serie se acompaña de un ruido ensordecedor que bloquea la catarsis artística, perdiéndola en cámaras de eco onanistas. Esa «serie del año» que no vive más de una semana y esa «obra maestra» de ocho horas de las que usted ha oído hablar machaconamente, no obedecen más que a la inmediatez mercadotécnica que todo lo devora. No es que «lo de ahora» sea peor por ser más, es que nunca pudimos escuchar tantas voces a la vez reclamando su propio espacio narrativo.
Por asomar la cabeza entre los halagos, y por la tierna predisposición a lo humano que destilan sus imágenes, «How to with John Wilson» es uno de los trabajos más sinceros y apabullantes de cuanto llevamos de año. En un tiempo en el que el cine de lo marginal se ha vuelto prescriptivo (películas como «El año del descubrimiento» conviven compitiendo en repercusión mediática con la serie de ajedrecistas de Netflix), lo pacato y otrora denostado por su falta de espectacularidad se vuelve vitalista. Después de la ola de condescendencia de aquellos que se sentían desnudos planteando dramas víricos por videoconferencia, la serie documental de HBO es un baño de humildad tan sumamente bien orquestado que, por momentos, uno agradece que su estreno haya acontecido en mitad de la desolación mental que nos azota.
Retales de vida
Planteada como una especie de tutorial humorístico sobre la vida moderna, y narrada en primera persona por John Wilson, documentalista casi desconocido hasta la fecha, la serie intenta desgranar la condición humana desde lo más básico. Ahí está el capítulo dedicado a enseñar cómo establecer charlas triviales, el que nos habla de cómo mejorar la memoria y otros aparentemente más inocentes sobre cómo levantar andamios o cómo dividirse la cuenta. Por supuesto, la tesis inicial rápidamente evoluciona hacia una reflexión crítica de las crisis identitarias por las que pasa su protagonista. A la sazón: la soledad, la adolescencia eterna o la ansiedad social.
La sincera mezcla se traduce en episodios que no llegan a la media hora de duración y que están llenos de retales de ese tejido de interacción humana, casi mágica, que solo puede tener lugar con una cámara delante. Quizá uno de los artífices del halago definitivo sea Nathan Fielder, el cómico canadiense que ejerce aquí de productor ejecutivo como ya hiciera en las siempre recomendables «Nathan For You» o «Who Is America», esta última en la que llegó a dirigir de la mano de Sacha Baron Cohen.
Al final, «How to with John Wilson» tiene una parte de comedia por amor de Fielder y una parte de verdad por método empírico de Wilson, pero el todo resulta la aleación perfecta para hallar esa verdad fílmica de la que vienen hablando los vendehúmos del audiovisual desde que se inventó. Un pequeño gran milagro.