Leiva: “Me han forjado mis errores garrafales”
Publica en DVD y estrena en cines “Madrid Nuclear”, un directo del último concierto pre-pandemia, que tuvo lugar en Madrid en diciembre de 2019
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Ni él ni nadie de los que acudieron al WiZink Center el 30 de diciembre de 2019 sabían que era el último concierto de la realidad antes conocida como normalidad. Pero en el año antes de la pandemia Leiva presentó en Madrid su gira Nuclear cuando la maquinaria estaba perfectamente engrasada y las cámaras, grabando. El registro de aquella noche se estrena hoy en cines y también se edita en DVD con varios formatos en CD y vinilo. Leiva descuelga el teléfono desde México, donde graba un trabajo que saldrá en algún momento. pero este año ya nos ha enseñado a no dar nada por sentado.
-El DVD es una gozada, pero no sé si me ha hecho más mal que bien recordar cuando podíamos ir a conciertos.
-(Risas) Es una manera de decirle a la gente de dónde veníamos. Desafortunadamente, el mundo se paró, pero ha cobrado un sentido enorme sacar el directo en estas circunstancias. Casi el cien por cien de las cosas que ocurren en ese concierto hoy están prohibidas. Va ser increíble cunado volvamos a ese ritual de la música.
-¿Qué daría por dar hoy un concierto como aquel?
-Mucho, porque vitalmente no he hecho otra cosa desde que tengo 19 años, y tengo 40. He estado de gira siempre. Un año y medio de gira, disco, y así todo el rato. De alguna manera se me ha movido el suelo. Ese orden mío lo añoro mucho. Ese salir a tocar, que no es solo el momento del escenario, sino la furgoneta, la prueba, todo lo que significa ir de gira es lo que amo y echo de menos. Cambiaría cualquier cosa por tocar.
-¿Cómo pasó el confinamiento?
-Me pilló en México. Estaba tocando en el Vive Latino e iba a grabar un disco. Y se puso todo muy feo, había mil muertos al día en España y me volví. Era una situación insoportable para mí. Así que cancelé todo y me volví. Y en casa, pues haciendo las acrobacias sobre la gira, que fue durísimo cancelar todo. Hasta que ya asumimos que no iba a ser posible tocar y decidí venirme a México para grabar un disco que tenía medio escrito y que tenía muchas ganas de hacer, incluso con canciones que he escrito en este confinamiento. Grabé la primera mitad en España y la segunda la estoy haciendo aquí, en México.
-¿Un disco que sale el año que viene?
-La verdad es que no sé nada. Dependemos de tantas cosas... en principio, sí. Pero si puedo tocar, quiero recuperar el tramo de Nuclear que suspendí, que fueron 40 shows. Si no puedo tocar, o no puedo hacerlo de la manera que quiero, porque no quiero tocar con restricciones, con mascarilla y con distancia de seguridad, lo haré. Si son conciertos de calidad, saldré a tocar. Y si no, entiendo que sacaré el disco, pero estoy pensando en voz alta porque lo estoy grabando por una necesidad vital. No sé dónde ubicarlo, lo estoy grabando porque las canciones hay que grabarlas en caliente.
-¿Le ha resultado fácil o más difícil escribir?
-En una circunstancia de encierro o sobre todo con el descalabro social, con la dureza que ha habido en la calle, en los hospitales... para mí no ha sido un estado óptimo. Si hubiera sido de otra forma, sin las consecuencias sociales, creo que podría haber aprovechado el tiempo mejor para escribir. He escrito poco, pero lo que he podido hacer me gusta mucho.
-Me decía Dani Martín que “compiten” a ver quién es más hipocondriaco.
-Pues mira, la verdad es que me he dado cuenta de que no he tenido ningún miedo al virus, sino a que se contagien mis padres. Y una amiga mía que vive en Nueva York, me dijo por Zoom que lo que pasa es que yo tengo miedo a contagiarme de una enfermedad desconocida. Y es real. A mí lo que me da miedo es contagiarme de un síndrome sin cura. Y me he dado cuenta de que en esta pandemia no he tenido la aprensión que suelo tener. Así que, en este caso, gana Dani por goleada.
-¿Le ha removido o cambiado algo esta situación? ¿ha cambiado algún punto de vista?
-Pienso que vamos camino a la deshumanización a pasos agigantados. Eso que decíamos de que íbamos a salir mejores... en realidad ha resultado ser muy decepcionante. Una moción de censura con 300 muertos al día... Yo no he hecho un extracto positivo de las circunstancias en general. He visto cómo el ser humano su avaricia se multiplica y la situación política me ha decepcionado muchísimo, no solo por las inclinaciones de cada uno, sino porque la gestión de esto en todos los niveles. Que nadie se haya puesto de acuerdo en ningún caso para nada bajo estas circunstancias... me parece algo tremendo. No me gusta nada lo que está está pasando.
-¿Qué recuerdos tiene de la noche del WiZink?
-Hay que ser justos y decir que esto se ha hecho por Carlos Raya, que vino a vernos a uno de los conciertos y me dijo que esto había que grabarlo, que era un momento de la banda muy en forma. Yo, como soy muy paranoide, en el fondo hacer un directo supone una gran pesadilla porque sé que voy a estar muy pendiente de los micros y que no voy a a disfrutar. Entonces, nunca lo he querido hacer uno en solitario, caunque con Pereza sí que hicimos, porque grabar un concierto me iba a meter un palo en el culo... y bueno, el concierto sale tal y como fue, no se ha editado nada, ni un segundo. Es una fotografía de lo que sucedió y me produce orgullo haber podido disfrutar dentro de las circunstancias para un tipo como yo.
-El segundo tema del directo es “Animales” de Pereza. ¿Está en paz con su pasado musical?
-Bueno, no con todo, obviamente. Hay cosas que ya no me representan y que me sonrojan y que no podría volver a defenderlas en directo. Hay canciones como “Estrella polar” que no volví a tocar nunca y que me apetece volver a tocar. Algunas canciones le pertenecen al público que creció conmigo y pienso que es generoso tocarlas para ellos.
-Rubén aparece en el vídeo de “Mi pequeño Chernóbil”. ¿Qué tal fue?
-Muy bien. La verdad es que entre Rubén y yo, como en cualquier separación, ya sea de tu pareja o lo que sea, hay un proceso de duelo, duro, de distancia, que es lo que nos ocurrió a nosotros. Pero nuestra amistad es tan profunda y hemos vivido tantas cosas tan increíbles por abajo y por arriba que siempre nos hemos llamado o escrito un mensaje de ‘‘¿cómo estás?’'. Siempre que ha habido un documental de música o lo que sea nos mandábamos el enlace y hablábamos un rato. Y bueno, ya en los últimos años, nos hemos estado viendo, se ha venido a comer o a cenar a casa algún día. Y en esta canción “Mi pequeño Chernóbil”, era tramposo no llamarle, porque él es parte de todo ese proceso de tantos años y él fue una parte fundamental, así que me animé a hacerlo. Era la mejor manera de explicarla. Y bueno, estuvimos juntos todos el día. Hablamos mucho y nos queremos mucho.
-¿Pereza pertenece al pasado o quizá...?
-Para mí sí pertenece al pasado. Es como el instituto, un aprendizaje maravilloso y divertidísimo. Pero no tengo ninguna intención de retomarlo por eso, porque forma parte del pasado. Si algún día nos apeteciera, porque nos encontráramos y dijéramos... no lo sé. Nunca se sabe. Pero a día de hoy no hay ningún plan de hacer nada con Pereza.
-¿Qué le diría a ese yo de hace 20 años, si pudiera?
-Yo tenía mucha necesidad de aprender muy rápido y me disgustaba mucho con los pequeños fracasos. Siempre he sufrido con eso. Y ahora me doy cuenta de que son la semilla de mi personalidad. Me han forjado esos errores garrafales y esos disgustazos. Hoy me parecen parte del camino. Si alguien que empiece con una banda me pide un consejo, le diría que no escuche ni un consejo nunca, en absoluto. Que se equivoque, se equivoque y se vuelva a equivocar. Y ese será el camino.