¿Conquistarán los lagartos el mundo?
El dúo cinematográfico de Burnin’ Percebes propone una marciana y divertidísima anomalía romántica en su último trabajo audiovisual, “La reina de los lagartos”, con Bruna Cusí y Javier Botet como protagonistas
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La imposibilidad de catalogar con precisión la última película de Juan González y Fernando Martínez, asociados profesionalmente como Burnin’ Percebes, convierte de forma automática a “La reina de los lagartos” en una creación reivindicable, radical y destacada dentro del yermo y reiterativo escenario que presentan algunas propuestas recientes en el terreno de la comedia. Tras su paso por el D’A Film Festival o la sección Nouveaux Cinéastes Cinespaña del pasado año en Toulouse, esta loca y maravillosa saeta audiovisual que se sirve del romance costumbrista entre Bruna Cusí y Javier Botet para poner de manifiesto la fragilidad de las relaciones contemporáneas, aterriza en las salas españolas para agitar convencionalismos técnicos y narrativos y arrancar risas blancas, de esas que salen de la boca de lo absurdo.
Los cineastas barceloneses, exponentes desde hace tiempo del circuito underground cinematográfico, solo han precisado de diez días para materializar el reto autoimpuesto de rodar en Super8 esta película. Pese a tratarse de un producto tan irreverente y tan poco encajable dentro del circuito generalista de los grandes cines, “La reina de los lagartos” y su proyección en salas a partir de este fin de semana constituye un milagro en sí mismo.
La extraordinaria banda sonora, una obra marcadamente autoral del músico y compositor Sergio Bertran, que actúa durante los 63 minutos que dura este delicioso delirio como conductor envolvente de la trama y elemento imprescindible del conjunto de la cinta, recuerda vagamente a esos primeros segundos adictivos del videoclip de C. Tangana, “Demasiadas mujeres”, con soniquete de trompeta y latigazo de romería instalados en la partitura. Para intentar comprender mejor la peligrosidad de los lagartos y su intención de conquistar el mundo, la evolución de los amores líquidos y lo infravalorada que está la normalidad, hablamos con los chicos de Burnin’ Percebes.
- ¿Para rodar una película en tan solo 10 días y a toma única con una Super8 hay que tener mucha ilusión o mucha inconsciencia?
- Fernando: (Risas). Creo que más inconsciencia que ilusión, pero claro, si no tienes ilusión tampoco te sirve de nada la inconsciencia. Es necesario una mezcla de las dos, porque si no seguro que no lo haces. A nosotros siempre nos gusta trabajar con mucha inconsciencia porque creemos que es la manera efectiva de conseguir cosas nuevas o diferentes.
- Juan: Hubo gente que nos intentó parar un poco los pies. Nos decían “por qué no intentáis rodar en digital en vez de en super 8 y luego lo retocáis para que parezca lo segunda”. Hoy en día a nivel de efectos es cierto que se puede hacer cualquier cosa. Pero nos mantuvimos fieles a la idea principal y nos dimos cuenta de que muchas de las costuras que nos habían advertido efectivamente pasaron. Las tomas se estropeaban si se movían, la primera prueba de sincronizar sonido fue un poco de tirarse de los pelos hasta que dimos con la manera correcta de hacerlo… Pero al final yo creo que el cómputo global es positivo.
- En la cinta se ironiza mucho con el compromiso, con la estabilidad de las relaciones sentimentales... ¿Hoy en día cuesta hacer que algo dure?
- J: Las relaciones han cambiado mucho y en este caso concreto de la película, el referente que teníamos en mente por ejemplo para construir el personaje de Berta es una amiga nuestra, Marta Bassols, que nos parecía un exponente interesante de este nuevo concepto autónomo e independiente relacionado con la maternidad. No es más difícil necesariamente dilatar hoy una relación, sino que en general han cambiado bastante. Hemos nacido con un concepto mucho más volátil de las emociones.
- F: Realmente es complicado encontrar el compromiso de la gente con las cosas. Cada vez es más difícil prestar atención durante mucho rato a algo. Pero también es curioso que en nuestro caso precisamente los dos tenemos relaciones largas pero esa fugacidad que mostramos en la peli sí que es algo que vemos a menudo a nuestro alrededor porque hoy en día todo va muy rápido y dura poco.
- En cuanto a la música escogida... consigue fusionar muchos estilos diferentes, convertirse en un elemento activo dentro de la historia casi. ¿De qué manera queríais integrarla en el relato?
- J: Nosotros teníamos claro que iba a haber muchos momentos de transición musical en la peli y que la música iba a tener una importancia dentro de la narrativa pero no teníamos claro el género. Y precisamente ha sido lo que más ha sorprendido luego. Incluso en el inicio se había barajado la idea de que todo fuese música maquinera de los noventa pero cuando hicimos una primera prueba lo descartamos por completo (risas). Nando ya me había comentado en su momento la idea de hacer una película con pasos de semana santa y por eso la música tienen en el fondo esa esencia como de procesión, de recorrido. Nos hacía ilusión que fuese una orquesta quien tocara y fue en ese momento cuando contactamos con Sergio y él ya hizo toda su magia.
- ¿La normalidad está sobrevalorada?
- F: La normalidad lo que está es muy infravalorada. En nuestro caso por ejemplo, siempre intentamos coger situaciones muy anodinas o costumbristas y reventarlas al máximo para exprimir el humor que contienen. En lo más normal siempre hay escondida mucha risa que pasamos por alto. También creemos que a veces cuando algunas comedias intentan buscar situaciones inverosímiles, se equivocan o al menos no resultan tan efectivas porque en realidad lo común tiene mucho más jugo.
- Bruna Cusí no podía faltar en este proyecto...
- F: Claro, somos colegas de Bruna y queríamos hacer una película con ella. El germen de “La reina de los lagartos” era de hecho hacer una película con Bruna antes incluso de saber sobre qué íbamos a hacerla. Nos dijo que sí desde el principio y nos pusimos a pensar. Recuperamos una idea antigua que teníamos y enseguida nos dimos cuenta de que Javier Botet era la parte restante adecuada. En esta película, en vez de disfrazarse de monstruo es un monstruo disfrazado de persona. En realidad el maquillaje lo tiene dentro.
- J: También había un punto estético muy loco pero brutal a la hora de colocar a Bruna Cusí al lado de Javier Botet en el mismo plano (risas).
- ¿Qué licencias os permite la ciencia ficción?
- F: Bueno a nosotros nos gusta mucho el realismo mágico porque nos ayuda a contar las historias. Si tu quieres hablar con serenidad de una separación, la realidad es que hoy en día es complicado establecer un ruptura firme porque aunque la otra persona se vaya a la otra punta del planeta, tú puedes seguir en contacto con ella. El hecho de que Javier sea un lagarto del planeta de los lagartos nos permitía jugar con la posibilidad de contar una ruptura interplanetaria.
- ¿Se demanda la risa más que antes? ¿Los gustos o apetencias cinéfilas están cambiando por la situación gris que estamos viviendo?
- J: Mira, el otro día publicaba Javier Calvo en Twitter algo así como “por favor que esto se pase pronto porque no quiero escribir guiones en los que la gente lleve mascarilla”. Pues algo parecido es lo que siento yo, ¡que no tengamos que crear cosas pensando en las mascarillas!
- F: Yo te diría que casi al contrario, a mi lo que me da miedo es que se alargue mucho la situación y todo el mundo esté triste y solo se hagan dramones.