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Crítica de “Beginning”: Luz oscura ★★★★✩

Ia Sukhitashvili interpreta a Yana, mujer del líder religioso de una comunidad de Testigos de Jehová en "Beginning"
Ia Sukhitashvili interpreta a Yana, mujer del líder religioso de una comunidad de Testigos de Jehová en "Beginning"SurtseySurtsey

Dirección: Dea Kulumbegashvili. Guión: Dea Kulumbegashvili y Rati Oneli. Intérpretes: Ia Sukhitashvili, Rati Oneli, Kakha Kintsurashvili. Georgia, 2020. Duración: 125 minutos. Drama.

Hay planos fijos en los que no se oye ni el viento. Ni una brizna de hierba se mueve, como ocurre en el interior de una celda. Aquí, en la fortaleza de un largo plano fijo que quiebra el relato de “Beginning”, Yana yace sobre el campo en un remanso de paz. O de muerte, según se mire. Esa ambigua polisemia de la duración estática impregna el momento de una extraña inquietud. Cantan los pájaros, pero pronto el sol parece disuadirlos. ¿Yana está esperando que algo empiece o que algo acabe? Es en esa poética de la incertidumbre que la brillante ópera prima de la georgiana Dea Kulumbegashvili circula sin prisa pero sin pausa, dejando que su heroína se castigue quien sabe si por amor o por venganza. En los planos largos de “Beginning” siempre irrumpe algo inesperado -un cóctel molotov lanzado contra una reunión de Testigos de Jehová, las amenazas sexuales propinadas por un hombre sentado en la esquina de un sofá- que alienan a Yana; que, progresivamente, la convierten en un personaje más desvalido pero también más opaco.

La suya es la crónica de un abuso múltiple, donde una cultura ferozmente patriarcal la acorrala desde diferentes versiones del desprecio y el poder: una de ellas se funde con la Naturaleza, hasta el punto de que parece que su belleza nocturna se alía con un tremebundo acto de violencia. “Beginning” no está tan lejos de “Luz silenciosa”, de Carlos Reygadas -que aquí oficia de productor ejecutivo- y tampoco del Haneke más austero. Al final, la película adquiere el color de una tragedia de tintes bíblicos, como si revisando la historia del Abraham parricida estuviera dispuesta a probar la existencia de un Dios justo y vengativo. ¿Cómo interpretar si no su imagen final? ¿No son esas cenizas el polvo de una furia cósmica, que es la que mueve el mundo?

Lo mejor

La sensación de misterioso, hermético desasosiego que transmite su visionado.

Lo peor

Los cuatro premios en Donosti son un punto exagerados.