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“Rosalinda”: Shakespeare a la luz de la sierra madrileña

Olivia Baglivi y Elena Furiase protagonizan esta adaptación meta teatral del clásico “Cómo gustéis”
La Razón
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  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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En los albores del siglo XVII, William Shakespeare escribió una de sus comedias más maduras y celebradas, tanto por su resolución esperpéntica como por su uso de la elipsis y la temática pastoral, que había caído en desuso. “Como gustéis” se convirtió en 2006 en película y en otro de esos vehículos de lucimiento del director británico Kenneth Branagh, tan dado al homenaje al dramaturgo más universal de lo sajón. En aquel filme, la inocente protagonista del enredo tenía la cara de una joven y casi debutante Bryce Dallas Howard (“Jurassic World”), lista para volar más allá de la alargada sombra de su padre y demostrar su valía en la gran pantalla.
Después de un rodaje complicado que se llegó a detener en busca de la financiación definitiva y que vio retrasado su estreno por el virus que todo lo cruza, “Rosalinda” llega a las salas españolas con la novel Olivia Baglivi en el papel principal. En la nueva película de Ramón Luque (“Historias de Lavapiés”), cine y teatro se dan la mano más allá de lo obvio del material original generando una especie de metalenguaje en el que no hay apenas diferencias entre lo que ocurre dentro y fuera de la representación de la obra.
“La primera mezcla de géneros la hace Shakespeare en el original, porque la obra empieza como una especie de drama o de tragedia y se acaba convirtiendo en una comedia romántica”, explica el director. Y sigue: “Lo que nosotros le añadimos es un homenaje al teatro, mezclando la obra con la realidad, en una metaficción que salta de la pantalla cuando nos vamos a los bosques”. Para armar esa especie de matrioska que es su puesta en escena, el director ha contado con las tablas de las televisivas Elena Furiase o Rut Santamaría y de clásicos del teatro como Alberto Closas o Laura Cepeda.
Rodada a finales del año pasado en el espectacular paisaje del Hayedo de Montejo, entre Madrid y Guadalajara, la película cuenta una vez más la historia de la huérfana por destierro que, junto a su prima, escapa de palacio y se enamora de un joven de la corte al que va conociendo mientras se hace pasar por hombre. Prescindiendo del verso original, Luque explica que el lenguaje ha sido lo más complicado de adaptar: “Era complejo y lo hemos ido resolviendo según las necesidades de cada escena. La mejor forma de actualizarlo era actualizando los tacos, porque el tono adulto de las bromas ya venía en el original. Nuestra prosa es menos florida, pero hace que sea más natural que en adaptaciones anteriores”.
Primas hermanas
Después de afrontar papeles episódicos en series como “Élite”, “Brigada Costa del Sol” o “Cuéntame cómo pasó”, Olivia Baglivi da el salto a la gran pantalla de la mano de Elena Furiase, su prima hermana en la ficción y su muleta en lo interpretativo, convirtiendo sus parlamentos en una de las mejores facetas del filme. “Hay que enorgullecerse de poder estrenar esta película”, explica una Baglivi henchida, antes de añadir: “Rodar diez días y tener que volver a retomar meses después es muy complicado. Eso, que podía ser un lastre, ahora es algo que hemos superado juntos. Ves la película y te sigue sorprendiendo que la hayamos sacado adelante con los medios que teníamos. Fue un reto”.
Sobre su relación con su propia Rosalinda, más cerca de lo naif de lo shakespeariano que de lo picaresco de las lecturas más recientes, se explica según la actriz por la universalidad del bardo: “Sigue funcionando porque su mayor talento era conocer mejor que nadie la naturaleza humana. Da igual la época que sea, porque al ser la misma idiosincrasia se acaba moviendo en la misma base filosófica. El amor entre Celia y Rosalinda funciona porque es el que se tendrían dos amigas ahora.” Y añade: “De eso trata la película, del amor en todas sus formas. El amor de los amantes, el amor hacia una prima, el amor hacia un padre e incluso de la falta de amor”, remata. A su lado, el matiz de la experiencia de Furiase cierra la reflexión: “Si después de tantos siglos de ficción seguimos volviendo al amor y la muerte, será por algo”.