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El poder de la palabra

Excepcional maridaje

Si un libro de poesía es de Machado, si se trata de «Campos de Castilla» y en la portada se lee «Ilustraciones de José Carralero» y «Edición de Luis Alberto de Cuenca», descubriremos un nuevo Machado. Sí, digo nuevo, a pesar de las múltiples ediciones que esta obra ha tenido a lo largo de su historia, dado que la conjunción de un excepcional pintor y del mejor poeta español vivo de la segunda mitad del siglo pasado y de lo que llevamos de este augura que el lector va a disfrutar hasta el éxtasis del contenido (el poeta Antonio Machado), del continente (las ilustraciones del pintor Pepe Carralero) y, perdonen la confianza, de la visión personalísima de este humilde sabio, poeta, humanista y muchísimo mejor persona (Luis Alberto de Cuenca).

Las confianzas me las tomo porque conozco a ambos, los admiro y, ¡qué caramba!, los quiero mucho. Fui alumno de Pepe Carralero en mis tres primeros años de bachillerato. Era un pintor joven y ya despuntaba desde su figura menuda como un excelente paisajista y un retratista muy original. Yo era un alumno aplicado, pero el dibujo y la pintura es un don que me negó el cielo. Él, que enseguida me caló, me dijo que en clase me dedicara a estudiar otra cosa y que me daba un 5 para no entrar en depresión.

A Luis Alberto, mucho más tarde, cuando publiqué mi primer libro y él, sin conocerme, pero confiado en la recomendación que le hizo mi maestro Santos Sanz Villanueva, se ofreció generosamente a presentarlo y en la Biblioteca Nacional, de la que era a la sazón director. He seguido la carrera de ambos. Admiro profundamente lo que han logrado. Y les aseguro que este libro, publicado por Reino de Cordelia, es un goce para el alma y para los sentidos.