Lincoln se queda sin su último esclavo
El Ayuntamiento de Boston ha retirado una estatua del ex presidente norteamericano por considerarla “denigrante” y haciendo oídos sordos al abolicionismo del “Gran Emancipador”
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Ayer mismo aparecía la palabra “estatuafobia” en las noticias por ser finalista de la Palabra del Año de la Fundéu que, finalmente, fue a parar a “confinamiento”. Eso sí, no confundir el término con la “destrucción de estatuas” y si emplearlo como la “aversión o rechazo” a estas. Y con eso bien claro, vuelven las figuritas a dar guerra en los titulares. La última, una estatua del ex presidente estadounidense Abraham Lincoln y un esclavo recién liberado. Por ser considerada “denigrante” la pieza fue retirada por el Ayuntamiento de Boston en la mañana de ayer, como informaron medios locales.
Así lo quiso una votación realizada en junio. Pero lo que se obvia es que Abraham Lincoln fue uno de los principales culpables de la abolición de la esclavitud en dicho país. Sin embargo, esa actitud de superioridad ante un hombre de raza negra, semi desnudo y de rodillas ha resultado inconcebible con la suceptibilidad del hoy. Según se ha alegado, la estatua perpetuaba “los prejuicios hirientes” hacia los afroamericanos y contribuía a subestimar “la lucha por la libertad de la nación”.
Se termina así con una figura instalada en 1879 en una plaza de la capital de Massachusetts que hacía, a su vez, de réplica de otra estatua de 1876 erigida en Washington DC. Financiado por un grupo formado en su mayoría por antiguos esclavos, estos últimos no tuvieron voz en el diseño de la estatua que estaba destinada a conmemorar la Proclamación de Emancipación y honrar a Abraham Lincoln.
El decimosexto presidente de los Estados Unidos, apodado “Abe el Honesto” y “El Gran Emancipador” había abolido la esclavitud en los Estados Unidos con esta Proclamación de Emancipación de 1863, cuando el país estaba en el corazón de la guerra civil entre los estados norteños y los esclavistas del sur.