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“Marie”: el viacrucis de la mujer moderna

Lola Blasco reforma el «Woyzeck» de Georg Büchner en clave feminista para denunciar la lacra de la violencia de género
JAVIER DEL REAL
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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A mediados del siglo XIX, el alemán Georg Büchner dejó inconclusa la obra que le daría fama póstuma: «Woyzech». A través de la historia real de un soldado, el autor intentaba ponerle rostro a las expectativas que la sociedad de la época dejaba caer sobre sus hombres, narrando los efectos de la presión que ejercían sobre él los distintos estamentos. En aquel texto original, que luego muchos se lanzaron a completar por su cuenta, destacaba solemnemente el personaje de la sufrida Marie, compañera del protagonista.
Entre hoy y hasta el 17 de enero, en el madrileño Teatro de La Abadía pero en colaboración con el Teatro Real, la dramaturga Lola Blasco repesca del relativo olvido histórico a aquella mujer accesoria de la obra original para revestirla de identidad propia y, de paso, convertir los horrores del proletariado alemán de la Revolución Industrial en los desgarros de la violencia de género ejercida física y psicológicamente contra las mujeres.
«Las muertos, por desgracia, no pueden volver de la tumba para contarnos su verdad», explica vehemente la libretista sobre su interpretación personal del icónico personaje de Büchner. Y sigue: «No sé si deberíamos hablar de algo más parecido a una necesidad que a una reivindicación. La obra trata principalmente sobre nuestro papel como sociedad para concienciarnos sobre el sufrimiento de las víctimas de la violencia de género». Acerca de dicha temática, que se entiende en la representación como un explícito viacrucis con luces estroboscópicas de modernidad arrolladora y, literalmente, una cruz de neón que preside las escenas clave, Blasco entiende que su creación sirve para visibilizar un drama «ante el que parecemos inmunes», según explica antes de matizar: «Con las mujeres asesinadas pasa igual que con las cifras de muertos por el virus. Hemos aprendido a vivir con ellas y hay un momento en el que se convierten en meros números, como si no hubiera cientos de vidas interrumpidas detrás».
Esa pulsión feminista, que ya se intuía en la reciente revisión de «Mujercitas» por parte de Blasco, queda patente al escucharla disertar sobre la lacra menos obvia, la que hace que un 70% de las graduadas en artes escénicas sean mujeres pero que apenas copen unos cuantos puestos de relevancia en la escena patria: «Tenemos que intentar, poco a poco, que las mujeres lleguen a los puestos creativos de dirección y que no sea noticia. Cada vez tenemos más espacio y es un avance, pero no hay que bajar la guardia porque en algunos aspectos hemos ido hacia atrás, entre los jóvenes sobre todo. Más allá de lo político, hay que seguir luchando por la igualdad real».
Para materializar la visión operística de la que fuera Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016, además del apoyo de una beca de la Fundación BBVA, la dramaturga ha podido contar con Germán Alonso para la música, una serie de composiciones en las que se mezclan rock y electrónica; y con la dirección artística de Rafael Villalobos, que, según la libretista, «ha respetado al máximo el texto original y lo ha elevado hasta una representación de la que todo el equipo está muy orgulloso».
Sobre las diferentes sinergias que han acabado por potenciar la obra y que se han visto inequívocamente afectadas por la pandemia, la autora remata: «Por mi tradición teatral, tenía dudas sobre las escenas cantadas, pero al final encajan a la perfección y funcionan fenomenal. “Marie” es un logro poético porque parece que hubiera sido música desde un principio».
Dónde: Teatro de la Abadía, C/ Fernández de los Ríos, 42. Madrid. Cuándo: desde hoy hasta el 17 de enero. Cuánto: entrada general, 25 euros.