Sección patrocinada por sección patrocinada

Teatro Real

Vuelve “Norma”, la ópera que se adelantó a los nacionalismos

Yolanda Auyanet y Hibla Gerzmava serán las encargadas de dar vida (daga en mano) a la “Norma” de Bellini la nueva producción del Teatro Real que se estrena este miércoles 3 de marzo

La nueva producción de "Norma", con dirección artística de Justin Way y bajo la batuta del italiano Marco Amiliato, se estrena en el Teatro Real este miércoles 3 de marzo
La nueva producción de "Norma", con dirección artística de Justin Way y bajo la batuta del italiano Marco Amiliato, se estrena en el Teatro Real este miércoles 3 de marzoJAVIER DEL REAL

Como si de un diálogo maestro se tratara con el «Siegfried» de Wagner que luce estos días con brío el Teatro Real, este miércoles 3 de marzo el coliseo madrileño estrena una nueva versión de «Norma», la ópera de Vincenzo Bellini que mejor se adelantó los nacionalismos del siglo XIX. La historia es de sobra conocida para los más versados: en sus dos casi tres horas de solemne composición, el autor italiano se sirve de una mujer venerada por los suyos para narrar la ocupación romana de la Galia sí, pero también para lanzar un mensaje de unidad nacional contra las tropas del Imperio Austrohúngaro que poblaban la península Itálica en el momento de su estreno. En un inteligente juego de luces, Bellini no solo se convierte en ilustrado de la contracultura hegemónica de su época, sino que consigue articular uno de los primeros discursos de identidad nacional en toda Europa y a lomos del que luego cabalgarán Verdi en lo artístico y Víctor Manuel II en lo político.

En la nueva producción del Teatro Real, que traslada la acción desde los tiempos de la República de Roma hasta los de la Italia primigenia (bajo la batuta del genovés Marco Armiliato y la dirección artística del australiano Justin Way), también hay espacio para la reivindicación como personaje inquebrantable de uno de los papeles más complicados a los que se puede enfrentar una soprano de primer nivel: la Norma que da título a la ópera. Aunque en el imaginario colectivo haya quedado asociada para siempre a María Callas y a su exquisito timbre en «Casta Diva», tanto la experimentada Yolanda Auyanet, del primer reparto, como la cantante rusa y debutante en el papel, Hibla Gerzmava, no se achantan.

«Para mí, fue un lujo que se me ofreciera un papel tan dramático. En él, se puede llevar la voz hasta lugares inimaginables», explica Gerzmava antes de continuar: «Creo que Norma se adapta perfectamente a mí porque ambas somos mujeres con un carácter extremadamente fuerte. Es un personaje construido gracias al amor y es importante tener claro que solo a través del amor una puede salir airosa del desafío que supone». Gerzmava, que atiende a LA RAZÓN justo después de uno de los últimos ensayos antes del estreno, remata: «Mi único objetivo es poder abrazar con mi voz al público y hacerles sentir lo mismo que mi personaje».

Para Justin Way, que presentó su recreación del ya mito operístico en rueda de prensa hace unos días, la obra trata sobre la conjugación “entre la vida pública y la privada”. Con la mezcla de tiempos que se da en el nuevo montaje, el director artístico quería que el público pudiera experimentar “lo que hubiera sido asistir a una ópera en el momento del estreno, dependiendo del contexto y de la dedicación plena al arte”, añadió antes de matizar: “Además, la obra adelanta las tensiones nacionalistas, a través de la perseverancia de los personajes, en lo que solo se puede entender como una pulsión popular”. Ese carácter llano de “Norma” como obra concebida para las masas, se hace verbo en la nueva producción a través de los trajes, obra de la Sastrería Cornejo, y de una serie de pancartas que evocan a los tiempos de la unificación de Italia.

Entre el 3 y el 19 de marzo, y a través de un total de 12 funciones, el Teatro Real promete una especie de regreso a los propios orígenes del «Bel canto» para terminar de encontrarse a sí mismo en los oscuros tiempos que nos ha tocado vivir. Tribus galas, que no son más que una compañía de teatro perdida en el norte de Italia; y soldados romanos, ahora ataviados con el uniforme níveo de la Restauración, serán testigos directos del descenso de Norma al mismo fuego pasional de los infiernos.