Crítica de “Un efecto óptico”: Turismo fractal ★★★★☆

Dirección y guion: Juan Cavestany. Intérpretes: Carmen Machi, Pepón Nieto, Luis Bermejo, Lucía Suárez. España, 2020. Duración: 78 minutos. Comedia dramática.

En consonancia con el Charlie Kaufman de “Synecdoche, New York” y “Estoy pensando en dejarlo”, en el puro abismo fractal que convierte el post-humor en un relato metaficcional inquietante, la última película de Juan Cavestany agrede la percepción del espectador contagiándole del extrañamiento de dos personajes en busca de una salida de emergencia. Atrapados en un bucle temporal que parece una proyección deformada del filme que estamos viendo, una pareja de españolitos de clase media viaja por primera vez a Nueva York para darse cuenta de que las calles que pisa se parecen más a las de su Burgos natal que a las de Manhattan.

Alfredo y Teresa (felizmente desubicados Nieto y Machi) se entregan así a un festival de clichés y repeticiones que, por absurdas que puedan resultar, sirven para superar sus miedos: su miedo a convertirse en turistas permanentes y desechables, a hablar de lo que realmente importa, a quedarse solos, a enfrentarse al Lobo, a cruzar los túneles que sean necesarios para que la vida tenga sentido. Es “Un efecto óptico” una película desconcertante pero esperanzadora, una singularidad descacharrante en el contexto de un cine español que no cesa de cuestionarse a sí mismo.