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De cara a la galería

Javier del RealTeatro Real

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Obras de Barbieri, Serrano, Soutullo y Vert, Vives, Marqués, Calleja, Barrera, Moreno Torroba, Chapí, Sorozábal, Penella y Bretón. Soprano: Saioa Hernández, soprano. Tenor: Francesco Pío Galasso. Piano: Vincenzo Scalera. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 28-III-2021.
Tarde grande de zarzuela en el teatro madrileño que lleva el nombre del género. Había mucha curiosidad por volver a escuchar a Saioa Hernández, quien debutó en la misma sala hace nueve años con “El Gato Montés” y quien se ha convertido en una de las sopranos más reclamadas en Italia tras su éxito en el inicio de la temporada de la Scala en 2018 con “Attila”. Hubiera debido alternar con Netrebko en la cancelada reapertura del Covent Garden con “Tosca”. En 2019 cantó un notable “Il Pirata” en Coruña y el año pasado volvió a demostrar su clase en el “Ballo in maschera” del Teatro Real. Esta vez se trataba de un concierto íntegramente de zarzuela y con programa tan generoso como exigente, junto a Francesco Pío Galasso, tenor a quien se pudo escuchar recientemente en Madrid en “La vida breve”.
Ambos se conocen y compenetraron muy bien, quizá demasiado bien. Hernández es una soprano spinto de timbre personal y amplio caudal, que recuerda a grandes del pasado como Angeles Gulín o Ghena Dimitrova. Pio Galasso posee también una voz importante con una escuela en la línea de Franco Bonisolli. El tenor quiso decir “aquí estoy yo” desde su primer romanza, esa “No puede ser” de “La tabernera del puerto” que muchos grandes incluían como propina. Todas sus intervenciones, con páginas de enjundia, fueron por este camino, hasta concluir con una entregada napolitana.
Por cierto, todas las páginas en impecable castellano. Sería curioso un recital lírico a dúo con el barítono Juan José Rodríguez. Esta forma de cantar, muy de cara a la galería, obligó a que Saioa Hernández también emplease a fondo todo su mucho poderío vocal. Después de hora y tres cuartos de este espectáculo sonoro −no la hora anunciada en el programa de mano− la verdad es que los oídos acababan un poco aturdidos. Acompañó a ambos el siempre eficaz Vincenzo Scalera.
Afortunadamente también hubo momentos en los que ambos artistas pudieron cantar con mayores matices. Así el tenor en “Bella enamorada” de “El último romántico” y la soprano muy especialmente en “Lágrimas mías” de “El anillo de hierro”. Los dúos de enjundia conclusivos de “La leyenda del beso” y “El Gato Montés” acabaron de redondear un triunfo muy grande, con el público enfervorecido. Cantar para la galería sigue funcionando.