Crítica de “La última primavera”: Esa chabola es mía ★★★★☆

Directora: Isabel Lamberti. Guión: I. Lamberti, Lenina Ungari. Intérpretes: David Gabarre, Agustina Mendoza Gabarre, Ángelo Gabarre. España, 2020. Duración: 77 minutos. Docudrama.

Para el tercer cumpleaños del niño, una moto de juguete. La familia Gabarre-Mendoza, que reside en la difícil Cañada Real, no tiene problemas con el sexismo ni tiempo para pensar en pijotadas por el estilo. El nieto del patriarca se monta corriendo en ella mientras dos policías interrumpen la comida. Los terrenos donde está ese miserable y controvertido «barrio» de chabolas situado a las afueras de Madrid han sido vendidos y todos deben abandonar las casas que ellos mismos construyeron. Mientras los padres intentan encontrar una salida a la complicadísima situación, los miembros más jóvenes del clan meten la pata, encuentran trabajo e intentan también hallar una solución, pese a sus inestables vidas.

Rodada con una gran honestidad y empatía, los personajes de esta cinta tan neorrealistamente castiza saben que lo tienen muy crudo pero también que están todavía juntos. Resulta en ese sentido especialmente emotiva la reacción de uno de ellos cuando sabe que todos no podrán vivir en el mismo piso que le asignen, sino en dos. Sin lecturas políticas y sociales al uso, los actores no profesionales le inyectan a este notable docudrama otra generosa dosis de verdad y esperanza. Porque nada une más que compartir una hamburguesa aunque sea ya lejos y sin salsa barbacoa.