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Feminismo

¿Quién fue Clara Campoamor y por qué se le rinde homenaje en el Congreso?

La Reina Letizia ha presidido hoy, con motivo de los 90 años desde la aprobación del voto femenino, un acto en reconocimiento a la labor de la abogada y política

Clara Campoamor fue una de las mayores precursoras de la aprobación del voto femenino
Clara Campoamor fue una de las mayores precursoras de la aprobación del voto femeninolarazon

“Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho, y no hay sino que empujarla a que siga su camino”. El próximo 1 de octubre se cumplen 90 años desde que Clara Campoamor recitó estas palabras ante el Congreso de los Diputados. Un discurso con el que hizo historia y tras el cual las cortes de la Segunda República aprobaron, con 161 votos a favor y 121 en contra, que las mujeres tuviesen derecho a votar.

Se cumplen, por tanto, 90 años desde que en España existe el sufragio femenino y, al ser una de las principales impulsoras de este movimiento, hoy se le rinde homenaje en el Congreso a Clara Campoamor. La abogada y escritora española -nació el 12 de febrero de 1888 en Madrid-, fue, junto a Victoria Kent y Margarita Nelken, una de las primeras mujeres diputadas de nuestro país. Defensora de los derechos de la mujer, se licenció en Derecho y fue la segunda mujer, tras Kent, en ingresar en el Colegio de Abogados de Madrid.

Ingresó en la política con el Partido Radical de Alejandro Lerroux y, tras proclamarse la Segunda República, Campoamor fue elegida diputada en las elecciones de 1931. Fue a partir de entonces cuando comenzó su militancia en pro de los derechos de las mujeres, no solo relativo al voto, sino también en cuanto al divorcio, a la igualdad de hijos e hijas nacidos dentro y fuera del matrimonio o a la no discriminación por razón de sexo.

Clara Campoamor / EFE
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Entre su obra más destacada, sus palabras se hicieron inmortales gracias a “El voto femenino y yo: mi pecado mortal”, obra que escribió en 1935 y en el que exponía la lucha que desempeñó durante los años anteriores y, en general, durante su vida y carrera profesional. “Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras”, escribió en dicho tomo.

El valor de la igualdad

A Campoamor le debemos, por tanto, uno de los grandes avances hacia la igualdad social. Tal es así que aún hoy se conmemora su nombre y se continúa estudiando, mencionando y homenajeando el legado político y social que dejó para la historia. Hoy se ha realizado en el Congreso de los Diputados un acto de conmemoración a la impulsora de la política feminista, por el 90 aniversario de la aprobación del voto femenino.

El evento ha sido presidido por la Reina Letizia, quien ha estado acompañada por la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, las presidentas del Congreso, Meritxell Batet, y del Senado, Pilar Llop, así como los portavoces de los grupos parlamentarios del PSOE, PP, Unidas Podemos, Vox, Ciudadanos, y grupos Plural y Mixto. No obstante, la polémica ha estado servida por parte de los partidos independentistas, que continúan su ofensiva contra la Corona y han dado plantón a la Reina en homenaje.

En el acto se han mostrado varios objetos personales de Campoamor, como trabajos que realizó en 1918 para acceder al Cuerpo de Taquígrafos de las Cortes o dos libros suyos, como “El derecho de la mujer” y el anteriormente mencionado. Estos objetos fueron donados por la Fundación Clara Campoamor en 2006 al Congreso, así como se le ha mostrado a la Reina Letizia escritorio de la feminista y su credencial original de diputada.

La Reina Letizia, junto a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, la presidenta del Senado, Pilar Llop, y la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo
La Reina Letizia, junto a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, la presidenta del Senado, Pilar Llop, y la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen CalvoBallesterosEFE

Batet ha agradecido a la Reina que presidiera el acto: “Es la mejor muestra del carácter fundamental y compartido por todos del valor de la igualdad entre mujeres y hombres. Es también señal política de que los valores constitucionales exigen y necesitan sumar voluntades, integrar posiciones y asumir su importancia y defensa por encima del pluralismo político y, sobre todo, del enfrentamiento partidista. Muchas gracias, Señora, por haber aceptado presidir esta celebración y, de este modo, dar mayor resonancia al legado y recuerdo de Clara Campoamor”, ha destacado.

Por su parte, Calvo se ha referido a la abogada explicando que “le debemos honor y gratitud, toda nuestra admiración por su esfuerzo y lucha. Fue el gran salto, no al vacío, que dimos todas las mujeres en este país. La democracia tenía que abarcarnos a todos y a todas”.

“La primera”

Campoamor defendió sin miedo y a base de inteligencia uno de los derechos que más se celebran en la actualidad. A diferencia de Nelken y Kent, quienes, paradójicamente, buscaban aplazar e incluso eliminar el derecho femenino al voto. La vida de Campoamor fue, por tanto, completa, no solo por su militancia, sino también porque terminó sus días exiliada: huyó de España durante la Guerra Civil, muriendo en Suiza en 1972.

Hija de una costurera y un contable, comenzó a trabajar con 10 años y, hasta llegar al Congreso, hizo de todo: fue modista, dependienta y telefonista, hasta que se convirtió en auxiliar del cuerpo de Telégrafos tras opositar. Fue “la primera” en muchas cosas, logros con los que, además, conseguiría la posibilidad de que, aún hoy, continúen habiendo mujeres que sean “las primeras” en tantos otros ámbitos.