Ayudemos a Ibermúsica
Todas las instituciones musicales, muy especialmente las privadas, han quedado mermadas tras la pandemia
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Alfonso Aijón empezó esta andadura en el María Guerrero, la Zarzuela y el Real hace medio siglo. En tan largo periodo sólo hubo, hasta hace un año, tres cancelaciones y ocho cambios de importancia en la programación. Su presupuesto, de unos tres millones de euros para las dos amplias series de conciertos, se ha venido financiando sin subvención pública alguna -jamás la ha habido- y sin un patrocinador integrado. Para colmo surgió una fuerte competencia de la Orquesta Nacional, con un buen equipo técnico, un director del interés de Afkham, cuatro millones para programar y entradas desde 10€. Algunos de sus artistas habituales supieron responder con lealtad al esfuerzo de Aijón llegando, como en los casos de Barenboim, Kissin o Lupu, a tocar gratis.
Aijón es auténtico amigo de unos artistas que le adoran como persona -estamos ante un caballero donde los haya- y le veneran como el más importante ejemplar de una especie en extinción: el de los organizadores que se juegan su dinero por aquello que aman y lo hacen con honradez. Pero la crisis continuó y fue determinante la caída de abonos en la decisión de Aijón de pedir ayuda. En 2015 se la prestó Llorenç Caballero que ahora, tras un periodo de colaboración entre ambos, ya es amo y señor de Ibermúsica. También supuso un hecho importante la absorción del ciclo de Juventudes Musicales y de sus abonados. Todo para seguir adelante.
No es sorprendente que 250.000€ de su presupuesto vayan al apartado de derechos de autor, pero sí quizá que 150.000€ correspondan a alquiler de un auditorio en donde una entidad que ha ofrecido más de 700 conciertos merecería condiciones económicas más especiales. Ibermúsica necesita y merece un apoyo más decidido de sus abonados, un patrocinador que prefiera ser cabeza de ratón que cola de león en el Real y unas condiciones más favorables en el arrendamiento del Auditorio Nacional.
Para la celebración de esos 50 años se habían programados dos espectaculares temporadas 2019/2020 y 2020/2021. No pudo ser e Ibermúsica intenta proseguir hoy mismo con un miniciclo de tres abonos de primavera: la Orquesta Musicaeterna con Teodor Currentzis; el trío formado por Joshua Bell, Steven Isserlis y Evgeny Kissin (5 de mayo) y las hermanas Labèque (18 de mayo). Es una prueba de fuego e Ibermúsica necesita y confía en que sus abonados respondan con fidelidad. Es una petición a la que nos unimos desde aquí, deseosos de que en otoño podamos volver a disfrutar de sus excepcionales y añorados ciclos habituales. ¡Apoyemos a Ibermúsica!