Caballero Bonald, el último barroco
Creada:
Última actualización:
Podría decirse que se ha ido el último barroco, ya que el penúltimo le precedió: Pablo García Baena. Pero esto no acota ni define enteramente al personaje. Está el narrador, el crítico y ensayista, el memoriógrafo, el que burilaba semblanzas y que por encima o al lado de todo ello fue un ejemplo y una ayuda para tantos en tantas cosas. Nunca perdió en su persona ni en su escritura la agudeza ni el humor ni la imaginación o la inventiva. Tampoco bajó nunca la guardia, muy fiel en esto también a la lección de Góngora. Nos deja mucho más solos, a los de varias generaciones, incluso a las que siguen a la mía propia.
En este momento debe recordarse por igual el relampaguear de sus versos, la majestad y a veces la chispa de su prosa y naturalmente su voz humana tanto como su voz literaria que asociamos a «Ágata ojo de gato», a sus volúmenes autobiográficos que él llegó a llamar «novela»y no solo en general a su poesía sino particularmente a la a veces embozada en aforismo de los últimos años de su vida en la cual pasó a leer solo poesía aunque escribía también prosa pero buscó de una y otra forma lo esencial. Así es hoy, desasido de lo que no fuera, en cita que él reconocería bien aquel en quien en sí mismo al fin la eternidad le cambia.