Expertos del Prado, la Real Academia y Cultura cada vez ven más claro que la obra sea de Caravaggio

Fue el 8 de abril cuando saltaron las alarmas de su autoría. La Casa Ansorena de Madrid frenaba la subasta número 409 del lote 229, a pocos minutos de empezar a pujar. Bloquearon el lote ya que surgieron las dudas de que pudiera ser un auténtico Caravaggio: el precio de salida era de 1.500 y, de ser del maestro italiano, alcanzarían los 100 o 150 millones de euros. Por no mencionar el hecho de que en España teníamos, sin saberlo, una obra maestra de este calibre. Ahora, todavía continúa la investigación y exhaustivo estudio de si la obra es o no de Caravaggio. Esta vez, una delegación compuesta por expertos del Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid son quienes se han encargado de dar su perspectiva.

Tras inspeccionar por primera vez el supuesto Caravaggio, que se guarda en Madrid, confirman a Efe que se celebrará hoy una de las reuniones del Consejo Regional de Patrimonio Histórico, donde se abordará la declaración del cuadro como Bien de Interés Cultural (BIC). Así, se asegura que la obra no salga de nuestras fronteras hasta que se haya determinado su autoría.

No obstante, esta declaración de BIC de la obra no tiene nada que ver con el proceso de atribución de la obra, que será bastante más lento y minucioso. Según los expertos consultados por Efe, todos apuntan a cada vez parece más claro que la obra se trata de un auténtico Caravaggio.

Poco después de su retirada de subasta, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando dio a conocer que había intercambiado una obra del pintor italiano a un antepasado de la familia de los actuales dueños. El cuadro, un Ecce Homo, aparece en el inventario del político Evaristo Pérez de Castro, político y académico, que tenía una gran colección de arte integrada por cuadros de Goya, Alonso Cano y otros maestros.

Este tipo de obras que permanecen ocultas durante siglos se conocen como durmientes. Hace unos años, en 2014, otra obra de Caravaggio fue encontrada en un ático en Toulouse, se trataba de “Judith y Holofernes” del maestro italiano. La obra alcanzó en una compra privada un precio entre 100 y 150 millones de dólares y fue adquirida por un coleccionista estadounidense, J. Tomilson Hill, ligado al Metropolitan Museum.