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El “Joven caballero” de Carpaccio recupera su frialdad

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ha presentado los resultados de la restauración de una de sus obras “más emblemáticas”
Hélène DesplechinMuseo Thyssen
La Razón

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Vuelve el esplendor a una de las obras más emblemáticas y misteriosas del Museo Thyssen-Bornemisza, “Joven caballero en un paisaje”, de Vittore Carpaccio. Porque, no olvidemos que son muchas las teorías sobre quién es el hombre protagonista del cuadro. De esta forma, desde hoy se muestran los resultados del trabajo realizado en una instalación especial en la misma sala 11 de la colección permanente donde se ha llevado a cabo, de cara al público, durante los últimos meses. La muestra forma parte del programa de exposiciones y actividades organizadas con motivo del centenario del nacimiento del barón Thyssen-Bornemisza.
El cuadro restaurado se presenta junto a un vídeo que ilustra la intervención y los resultados obtenidos gracias al estudio técnico que ha acompañado al proceso. Los análisis de materiales, las radiografías y reflectografías y otras herramientas de investigación han permitido estudiar la pintura en profundidad para conocer con detalle, por un lado, su proceso creativo y el método de trabajo del artista, y por otro, obtener la información necesaria para acometer la restauración con el máximo rigor y respeto hacia la obra.
Una de las prioridades ha sido la estabilización del soporte del cuadro, consolidando zonas frágiles de la capa pictórica. Pero también se ha eliminado también el barniz envejecido y amarilleado que cubría la superficie alterando por completo el efecto lumínico y las combinaciones cromáticas originales. Además, se ha restaurado el marco que realza y protege a la pintura. Así, aseguran desde el museo “se recupera la correcta lectura de esta obra maestra tal y como fue concebida por su autor y mejorar su estado de conservación para que perdure en el tiempo en las mejores condiciones posibles”.
Otro de los puntos destacados tras la restauración es que “el tono general del cuadro es más frío de lo que parecía antes de empezar; los blancos son ahora más luminosos, las carnaciones rosadas y el cielo de un azul intenso”. Igualmente, en los edificios aparecieron tonos rosas venecianos y recobraron su intensidad los toques de luz en la hierba y en las flores. La zona del armiño, “antes algo confusa y apagada”, puntualiza el centro, ha recobrado vida y luminosidad, y la armadura ha recuperado su magnífico tono metálico gris-azulado, resaltando sobre el resto de la composición y devolviendo al joven caballero su imponente protagonismo.

EL MISTERIOSO CABALLERO

De san Eustaquio al capitán Marco Gabriel, de una familia patricia veneciana, pasando por Antonio de Montefeltro, Francesco Maria della Rovere, tercer duque de Urbino, Fernando II de Aragón o algún caballero de la orden del Armiño. Son muchas, pero todavía ninguna confirmada, las tesis sobre la posible identidad del protagonista de este magnífico cuadro, pintado hacia 1505 por el artista veneciano Vittore Carpaccio (1460/66 - 1525/26) y adquirido por el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza para su colección en 1935. Aunque la hipótesis más reciente, publicada en el texto de Augusto Gentili para el catálogo de la exposición celebrada en 2017 en el museo “El Renacimiento en Venecia”, es que podría tratarse del capitán Marco Gabriel, destacado en la defensa de la plaza fortificada de Modone, uno de los puertos estratégicos de la Serenísima, donde fue capturado y ajusticiado. Lo que explicaría la presencia de la ciudad amurallada que aparece en la pintura, una posible versión idealizada de la plaza, así como de la fortaleza arrasada a la izquierda de la composición.