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El campo de trabajo de Omells de Na Gaia

Homosexuales, abogados, médicos, payeses, artistas, obreros o sacerdotes figuraban entre los presos del campo número 3 dependiente del SIM durante la Guerra Civil
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La Razón
  • César Alcalá

    César Alcalá

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Omells de Na Gaia es una pequeña población situada en la comarca del Urgell (Lérida). Aquí, durante la Guerra Civil, estuvo instalado el campo de trabajo número 3 dependiente del SIM. Allí enviaron presos muy diversos como sacerdotes; miembros del POUM, CNT, FAI, Juventudes Libertarias; homosexuales; desertores; prófugos; abogados; médicos; farmacéuticos; empleados de banca; payeses; artistas; obreros industriales; entre otros. El campo fue desmantelado en diciembre de 1938, cuando el avance del ejército nacional ocupó aquella zona. Los pocos presos que quedaban con vida fueron trasladados, de nuevo, a la cárcel Modelo de Barcelona.
El tren que conducía a los prisioneros desde la cárcel Modelo de Barcelona al campo de trabajo de Omells de Na Gaia, se detuvo en la estación de Sant Vicenç de Castellet. Como recuerda Pere Ursèol Ferré:
“Cada vez que llegábamos a una estación, y nos parábamos en todas, antes de que el tren se detuviera del todo, los guaridas saltaban de la plataforma y encaraban sus fusiles contra nosotros. En Sant Vicenç de Castellet también lo hicieron. Estuvimos parados un largo rato. No sé cómo comenzó, pero se produjo una disputa entre algunos presos y uno de los guardias, un catalán renegado. No recuerdo como fue el intercambio de palabras, pero, de repente, sin que nadie se lo esperara, el guardia disparó su fusil y mató a su interlocutor e hirió a otro preso. A este último, más tarde le tuvieron que amputar el brazo como consecuencia de la herida. Ya podéis contar con que ánimos nos sentíamos cuando el tren volvió a ponerse en marcha para ir… ¿hacia dónde?”.
Según parece uno de los presos, contradiciendo las órdenes, sacó la cabeza por la ventana, para soltarle un piropo a una muchacha, y uno de los vigilantes, al ver lo que estaba haciendo, le disparó desde el andén. La bala lo hirió en la espalda y mató a otro detenido. Este, asesinado en la estación de Sant Vicenç de Castellet se llamaba Valentín Vila Anet, de 16 años. Vecino de Aiguafreda, militaba en el POUM. Recibió el impacto en la nuca. Murió al instante, pues la bala le reventó la cabeza. El cadáver fue dejado en el andén de la siguiente estación, que era la de Manresa. Este hecho ocurrió el 23 de abril de 1938, siendo el primer contingente que se dirigía a este nuevo campo de trabajo.
Valentín Vila y Anet fue detenido en su pueblo para supuestamente repartir propaganda subversiva en el cine. La alarma ante la magnitud del crimen causó pánico entre los presos que se temieron lo peor. Los soldados asustados ordenaron que el tren no parara hasta llegar a la estación de Manresa. Llegados a esta estación, los soldados viendo el cadáver casi sin cabeza de Valentín dieron la orden de envolverlo con una manta, ante el pavor que provocaba la imagen. El cuerpo fue impunemente abandonado por los soldados en la Estación del Norte, pero lo más sorprendente vendría a continuación. Según los archivos de la Cárcel Modelo, Valentín Vila había ingresado en prisión procedente de Vic, el 20 de febrero de 1938, acusado de derrotismo. El Tribunal de Espionaje y Alta Traición de Cataluña, tres días después de su asesinato, y con “toda normalidad legal” lo declaraba inocente de los cargos que se le imputaban. La crueldad le castigó con la libertad.
Respecto a este altercado los denominados presos antifascistas de la prisión Modelo de Barcelona, en un escrito dirigido al conseller de Justicia de la Generalitat, Pere Bosch i Gimpera, el día 15 de agosto de 1938, se expresan así con relación a esta muerte:
“Valentí Vila i Anet era un chiquillo de 16 años detenido por el supuesto reparto de hojas clandestinas en un cine de su pueblo, Aiguafreda. Era un militante abnegado de la Juventud Comunista del POUM. Fue asesinado en el tren, cuando íbamos camino del campo. El hecho tuvo lugar en la estación de Sant Vicenç de Castellet. Un guardia de asalto bajó del tren y con
el fusil en la cara ordenó a unos presos que se retiraran de las ventanas del vagón. Para dar más fuerza a su indicación disparó su fusil. Dentro del vagón, de espalda a la ventana y conversando con otros compañeros, había Valentí Vila. La bala le entró por la nuca y le vació la cabeza. Murió al instante, salpicando de sangre y de cerebro a los que estaban delante de él. Fue desembarcado en la estación inmediata, Manresa, y allí lo dejaron envuelto en una manta”.
Pelai Pagès, en La presó Model de Barcelona. Història d’un centre penitenciari en temps de guerra (1936-1939), ratifica lo que hemos explicado antes:
“En el expediente personal de Valentí Vila, conservado en el Archivo de la Modelo, figura que había ingresado en la prisión, procedente de Vic, el día 20 de febrero de 1938, acusado de derrotismo y a disposición del Tribunal de Espionaje y Alta Traición de Cataluña, el mismo tribunal que tres días después de su muerte decretaba, como si se tratara de una ironía, su libertad”.
Este no fue el único asesinato que los presos antifascistas le comentaron a Pere Bosch i Gimpera. En la misma carta dicen lo siguiente:
“Y queda el crimen monstruoso del cementerio. Dos presos que se escapaban de un barracón donde duermen varias docenas de compañeros. A la mañana siguiente se ordena la formación general de toda la población penal. Y los trece compañeros que junto con los desaparecidos formaban la misma escuadra, todos ellos con el carnet de la CNT, son criminalmente fusilados delante de la pared del cementerio. Algunos de estos compañeros tenían la libertad firmada desde hacía días. Pero ni este hecho contuvo la mano del asesino”.
También tenemos el caso de Juan Ruiz Tomás, militante del POUM, que durante los hechos de octubre de 1934 fue condenado a treinta años de prisión, que empezó a cumplirlos en el castillo de Pamplona. Pues bien, también fue trasladado Omells de Na Gaia. Sus compañeros escriben:
“Al día siguiente de su llegada al campo de Omells de Na Gaia, el responsable Astorga reunió a todos los reclusos y recomendó que todos los enfermos infecciosos y crónicos se presentaran para ser hospitalizados, ya que el trabajo de fortificaciones sería muy duro. Ruiz estaba gravemente tuberculoso desde hacía años. Era el lastre de las prisiones pasada y de las persecuciones sufridas. Junto con otros 21 se presentaron como enfermos. Y desaparecieron para siempre. Nada más hemos sabido de ellos. Guardias amigos aseguran que han sido fusilados. Dudamos que jamás puedan hermanarse mejor el cinismo y el terror”.
En los campos de trabajo del SIM el terror era general. El aislamiento y el silencio envolvían la vida cotidiana de los presos. Nadie estaba a salvo de morir. Sabían cuando entraban, pero desconocían cuándo saldrían de allí.
En aquel viaje del 23 de abril de 1938 viajaron hacia Omells de Na Gaia un total de 661 presos. El día 27 de abril de 1938 los presos del campo iniciaren los trabajos de fortificación con la excavación de línea continua de trinchera alrededor de la población y de la Espluga Calba. Estos trabajos en este sector de la L-2 finalizaron en el mes de septiembre de 1938. Los presos abandonaron aquel campo de trabajo número 3 el 24 de septiembre de 1938. Fueron trasladados a Vila-sana, para terminar, ya comenzada la ofensiva de las tropas nacionales sobre Cataluña, en el Vall de Cabó, donde coincidieron con presos del campo de trabajo número 6, que se retiraron juntos hacia la frontera francesa.