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Muere Cristóbal Halffter, nuestro compositor más internacional

El también director de orquesta falleció ayer a los 91 años en Villafranca del Bierzo (León), tras varios días hospitalizados
efe

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Cristóbal Halffter (24 de marzo de 1930) falleció el domingo, 23 de mayo, en Villafranca del Bierzo tras varios días hospitalizado. Sobrino de los también compositores Rodolfo y Ernesto, Cristóbal pertenece a una saga familiar que renovó los planteamientos estéticos de la época. Junto a sus compañeros de generación, Antón García Abril, Luis de Pablo, Joan Guinjoan, Carmelo Bernaola o Juan Hidalgo, su trabajo defendió la renovación del lenguaje musical en paralelo a las tendencias internacionales.
La familia de Cristóbal Halffter se refugió en Alemania huyendo de la Guerra Civil española en 1936, donde el joven músico inició sus estudios. A su vuelta a Madrid, en 1939, Halffter estudió composición con Conrado del Campo en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (1947-1951) y privadamente con Tansman. En 1952 empezó a trabajar con la radio española y de 1960 a 1967 enseñó en el Conservatorio de Madrid, al que dirigió entre 1964 y 1966. Fue director de la Orquesta Falla (¡955-63) y, desde entonces, se puso al frente de otras muchas orquestas, incluida la Filarmónica de Berlín.
Sus primeras obras, como la “Antífona pascual” de 1952 siguieron el estilo marcado por Falla y sus tíos Rodolfo y Ernesto, pero sus composiciones fueron diferenciadas en seguida como visionarias entre la conocida como Generación del 51. Entre los referentes de sus miembros se encuentran Stravinsky, Bartók, Stockhausen o Ligeti, quienes impulsaron la construcción de estéticas rupturistas, la regeneración del repertorio nacional y la creación de nuevas sendas para las generaciones nacientes. A esta etapa pertenece ya los “Dos movimientos para timbal o orquesta de cuerda” (1956), que pudo escucharse en el Focus Festival que la Orquesta Nacional dedica a la composición de la década de los años 50. En su amplísimo repertorio destacan “Anillos” (1967-68), “Líneas y puntos” (1967) el “Réquiem por la libertad imaginada “(1971); las “Elegías a la muerte de tres poetas españole”s (1975), a la memoria de MachadoLorca y Miguel Hernández; y las “Variaciones Dortmund” (1987), que compuso por encargo para conmemorar la constitución de la ciudad alemana.
Los directores, guionistas y creadores de cine entablaron una estrecha relación con los miembros de su generación, siguiendo la estela de la misma renovación artística en diferentes disciplinas. “El beso de Judas” (1953), “A las cinco de la tarde” (1960) o el “Extraño viaje” (1964) son algunos de los títulos a los que puso música.
No fue hasta el año 2000 cuando Cristóbal Halffter presentó su primera ópera, “Don Quijote”, que se estrenó en el Teatro Real con  libreto de Andrés Amorós, dirección escénica de Herbert Wernicke y musical de su hijo, Pedro Halffter Caro. No se llegó a reponer por más que lo intentamos junto al propio Cristóbal. Es más, podría habersido destruida la escenografía. Escribió su segundo y último título operístico por encargo de la Ópera de Kiel, que en 2013 estrenó “Lázaro”, basada en “La novela del ajedrez “de Stefan Zweig.
En su estilo, de carácter muy personal, supo combinar las grandes masas orquestales con líneas mucho más delicadas, incluida la música de cámara. Fue capaz de integrar el espíritu de la vanguardia con los elementos más tradicionales de la música española. Así en una de sus piezas más interpretadas, el “Tiento de primer tono y batalla imperial” (1986).
Cristóbal Halffter combinó su labor como compositor, que realizaba con mimo de orfebre, junto a su también fallecida esposa, la pianista María Manuela Caro, con la dirección orquestal. Destacan sus lecturas de obras de sus tíos – “Sinfonietta”, “Rapsodia portuguesa” o “Tripartita op.25” -, y la presentación desde el podio de su “Concierto para piano y orquesta nº0” frente a la Orquesta Nacional de España, que le valió el Premio Nacional de Música en 1953. Volvió a recibir este galardón en 1989, así como la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (1981), la membresía en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1983), el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea (2009) y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (2015).
Destacó también su preocupación por la problemática social de nuestro mundo, creando habitualmente polémica a su alrededor, frecuentemente bien enfocada pero otras veces desacertada. Sus intentos de influir a través de los políticos no siempre fueron bien recibidos. Por eso, como todos los grandes y él sin duda lo fue, dejará una estela de afectos y desencuentros. Yo mismo, a quién pidió expresamente que escribiese su entrada en el “Grove”, el más reputado diccionario musical del mundo, tuve mis más y menos con él. Inenarrable un encuentro en el hall del Teatro de la Zarzuela sobre Hans Sachs y la crítica musical. Así fue nuestra relación, pero esos encuentros y desencuentros acabaron fortaleciendo un cariño que sin duda nos profesamos. Por eso hoy lloro la pérdida de un gran compositor, un gran activista musical y un amigo, uniéndome al dolor de sus hijos y resto de familia. Descanse en paz en compañía de Cabezón, Cabanilles o el padre Soler. ¿Qué podrían comentar ahora juntos?