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Estreno

Crítica de “Gunda”: historia de una madre ★★★★☆

Un fotograma de "Gunda"
Un fotograma de "Gunda"FilminFilmin

Dirección: Victor Kossakovsky. Guion: Victor Kossakovsky y Ainara Vera. Noruega-USA, 2020. Duración: 93 minutos. Documental.

A Victor Kossakovsky se le da bien observar, y registrar momentos clave de la construcción de una identidad. Lo hizo en “Svyato”, cuando filmó la tarde en que su propio hijo descubría por primera vez su imagen en un espejo, aun a costa de privarle de superficies donde reflejarse durante los dos primeros años de su vida. “Gunda” también cuenta, a su modo, una toma de conciencia, en esta ocasión la de una cerda que asume su maternidad. Kossakovsky no necesita una cámara oculta, como en “Svyato”, pero sí da la impresión de que la mirada que imprime sobre su animal protagonista y su piara de hijos es cualquier cosa menos intrusiva. Es uno de los muchos misterios de esta hermosa película, rodada en un prístino blanco y negro: imaginar la manera en que Kossakovsky ha calibrado la tensión entre la cercanía y la (aparente) falta de manipulación del sujeto que filma para conseguir una intimidad infrecuente en esta clase de ecodocumentales.

Decimos “sujeto”, y en verdad el cineasta ruso logra convertir a Gunda en un personaje, darle un espesor dramático, abrazar la simplicidad de su historia sin tener que recurrir ni a la voz en off ni a los intertítulos ni a una presencia humana que la justifique. Sin una sola palabra que castigue nuestros oídos, y con secundarios tan irresistibles como una gallina con una sola pata, la historia de Gunda, desde que sus cachorros empiezan a mamar hasta que se masca la tragedia, es la de las imágenes y sonidos del mundo natural desplegando su relato de vida y muerte.

Cierto es que la película puede leerse como un alegato animalista de sesgo vegano -lo que atrajo la atención de Joaquin Phoenix, conocido por su militancia anticarnívora y que figura aquí como productor ejecutivo- que denuncia la crueldad de la pirámide alimentaria, pero Kossakovsky es lo suficientemente inteligente para que ese mensaje pueda fluir a partir de una historia universal y conmovedora. Decimos “mensaje” pero la grandeza de “Gunda” está en que no hay más mensaje que la historia de una madre que aprende a serlo, que es feliz siéndolo y que sufre si no lo es.

Lo mejor

El milagro de convertir a una cerda en un personaje apasionante, sin más apoyo que las imágenes y el sonido diegético

Lo peor

Quedarse únicamente con el mensaje ecológico y animalista