Cuando las tablas son un asunto de familia
Los Alonso de Santos y los Amestoy coinciden en Alcalá de Henares con dos piezas elaboradas entre padres e hijos, «Fiesta de farsantes» y «Lope y sus Doroteas»
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De casta le viene al galgo. Y es que hay veces que es imposible escapar del destino. En otras, sin embargo, es la propia rebeldía la que te hace huir de lo que te enseñaron padres y maestros. Pero aquí no. En casa de los Alonso de Santos y de los Amestoy la tradición está asegurada. Si bien Ainhoa Amestoy se puede considerar colaboradora esporádica de su padre, Ignacio, desde hace veinte años, cuando se enroló en el reparto de «Cierra bien la puerta» –Premio Nacional de Literatura Dramática, en parte, «gracias a su trabajo», puntualiza el orgulloso progenitor–, Daniel Alonso debuta en la dirección de forma «profesional», advierten, con la «Fiesta de farsantes» que su padre, José Luis, firma como summum de la relación paterno-filial. Aunque ya antes habían trabajado juntos en proyectos más pequeños, como «Cuadros de amor y humor, al fresco», «pero no con esta responsabilidad. Esto ya es un espectáculo grande. Jugamos en la Champions», presenta José Luis. Es este quien firma la adaptación de los «Pasos» de Lope de Rueda que se podrá ver hoy, mañana y pasado en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares (Madrid) y que definen como una fiesta, «un homenaje al nacimiento del gran teatro español del Siglo de Oro».
Un montaje que, en palabras de su autor, tiene «buenas razones sociológicas»: «España sale de un momento malo, el peor después de la Guerra Civil. Sale de una pandemia, un hundimiento económico, una crisis política, un momento catastrófico... Una situación que recuerda al final del Medievo con la peste, el caos y la Inquisición. Luego vino el Renacimiento, el resurgir. Tras la oscuridad viene la luz. Somos un país con la mascarilla puesta y el alma pide que haya una alegría, reivindicar la comedia, vivir para ser felices». Un «canto a la esperanza», dicen, en cuyo elenco se encuentran algunos compañeros de Daniel en la cuarta promoción de La Joven de la Compañía Nacional, como Carolina Rubio, Kevin de la Rosa y Silvana Navas, y otros socios de la Resad, como Jorge Cremades, entre otros.
Motivos similares esconde la pieza que ocupa a los Amestoy. Ainhoa dirige e Ignacio firma «Lope y sus Doroteas o Cuando Lope quiere, quiere» (el 20 de junio en el Salón Cervantes y, en julio, en el Festival de Almagro), propuesta en la que también prima el carácter «optimista y humano. Algo fundamental tras la pandemia», añade Ainhoa de un nuevo tributo a las tablas en el que se podrán encontrar referencias a la «Commedia dell’Arte», al «Castigo sin venganza», a Cosimo Lotti y a un joven Calderón. Son algunos de los puntos de anclaje de un texto que la hija pidió directamente al padre: «¡Pero qué maravilla abordar a Lope de Vega en su senectud!», dice Ignacio Amestoy. Fue el origen de una función que se centra en la vida, la muerte, el amor, el celestineo, el relevo generacional y el panorama cultural del siglo XVII. «He respetado a Lope como hombre y como autor. He querido ponerme a su altura y rendirle homenaje tocando las debilidades humanas que muestra en “La Dorotea”», donde, recordemos, el dramaturgo áureo se presenta como protagonista (aquí los encargados de la interpretación serán Lidia Otón, Ernesto Arias, Nora Hernández y Daniel Migueláñez).
Es la cuarta vez que Ainhoa dirige un texto de su padre tras «De Jerusalén a Jericó» (2004) –su debut al frente de una producción–, «El chófer del teniente coronel Von Richthofen toma decisiones» (2011) y «Las calles de mi Retiro» (2015), donde, entre otros, también firmaba un tal José Luis Alonso de Santos que ahora bromea con la diferencia entre generaciones: «En el salto entre el siglo XVI, que represento yo, y la actualidad hacía falta alguien más moderno. Somos dos generaciones muy distanciadas, pero, en general, cuando hablas el mismo idioma todo es más fácil. Si las dos partes hablan de fútbol, se puede discutir sobre atacar más o menos sin problemas. Otra cosa es cuando uno dice fútbol y el otro baloncesto...». En estas dos familias no existen esas discrepancias. Van todos a una. Al ritmo que les marcan los escenarios y que tanto Daniel como Ainhoa han mamado desde bien pequeños por cuestiones obvias: «El teatro está impregnado en las paredes de casa», asegura el más joven de los Alonso.
Igual le ha ocurrido a Ainhoa Amestoy durante toda su vida. Y así lo recuerda Ignacio cuando se detiene en los Veranos de la Villa del 84 que él mismo dirigía. Eran tiempos de Tierno Galván y la directora tenía solo siete años. Suficientes como para ver una «Orestíada» de cuatro horas y media y pedir más: «¿Ya se ha acabado?», recuerda ahora su padre que preguntó: «En ese momento le dije a su madre: “algo estamos haciendo mal”», ríe. Luego llegaría la formación junto a maestros como William Layton y Miguel Narros, que la llevaría al Premio Ercilla (1997) a mejor actriz revelación. «He visto toda su evolución y nos entendemos muy bien a la hora de hablar de teatro», añade Ignacio. «Es como trabajar en casa», responde su hija de esta indagación sobre Lope de Vega hecha «desde la confianza y la seguridad» y fraguada en tiempos del confinamiento más duro. Destaca cómo su padre «se ha mostrado muy a favor de todas las propuestas» que ha planteado. Y no lo ha hecho por un mero lazo de sangre, sino porque «siempre ha defendido la “traición” del director al autor como un deseo de suma y de hacer crecer la obra en su paso a la puesta en escena».
Ya ven que no siempre se cumple aquello de que, en cuestiones laborales, mejor dar de lado a la familia. Si no, miren a los Alonso de Santos, que cuentan hasta con el desembarco de una hija desde Nueva York solo para la ocasión: «Estamos todos implicados porque esto no es un espectáculo de teatro, es un asunto familiar», concluye José Luis.
- Dónde: Teatro Salón Cervantes, Alcalá. Cuándo: hoy, mañana y pasado («Fiesta...») y el domingo («Lope...»). Cuánto: de 8 a 16 euros.