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Teatro

Crítica de teatro

“La palabra de oro”: Esperado regreso de un gran actor ★★★★☆

Pedro Mari Sánchez en "La palabra de oro"
Pedro Mari Sánchez en "La palabra de oro".Clásicos en Alcalá

Autores: Tirso, Lope, Calderón... Director e intérprete: Pedro Mari Sánchez. Corral de Comedias, Alcalá de Henares (Madrid). 20-VI-2021.

Atendiendo solo a la información facilitada en el programa de mano, no era fácil hacerse una idea clara de cuál era la naturaleza del espectáculo “La palabra de oro” y de cuál era el asunto principal en torno al cual se aglutinaban en él poemas y fragmentos de obras del Siglo de Oro a priori tan dispares. Lo que sí podía tener uno muy claro es que la función, con formato de monólogo, suponía el regreso de un actor tan curtido y tan reputado haciendo teatro clásico como es Pedro Mari Sánchez, que apenas se había dejado ver por los escenarios una o dos veces en los últimos 15 años.

No cabe duda de que había cierto morbo entre algunos, incluido el que aquí escribe, por comprobar de primera mano si su “retiro” podía obedecer tal vez a un agotamiento profesional y, como consecuencia, a una pérdida de forma y de excelencia interpretativa. Pero nada más lejos de la realidad: después de ver la función, lo que no tiene uno nada claro ahora es por qué un actor así ha estado tanto tiempo apartado del escenario. Sencillamente, es una auténtica delicia verle y, sobre todo, escucharle decir el verso: qué claridad en la dicción, qué manejo del tempo, qué precisión en el tono y qué medición en la intensidad de la voz, qué pericia para amoldar los ritmos versales a la lógica semántica del discurso.... En definitiva, qué dominio técnico.

Lope, Tirso, Andrés de Claramonte, Quevedo, Cervantes, Sor Juana Inés, Calderón, Guillén de Castro…. En un sinfín de autores y de textos –principalmente dramáticos, pero también hay poesías líricas y fragmentos en prosa– va entrando y saliendo el actor con igual destreza para abordar algunos temas capitales del Siglo de Oro y, en general, de toda la literatura. La confrontación de un universo masculino dominador con otro femenino dominado, la atracción y el amor, o el ejercicio tiránico del poder son asuntos que salen a colación de manera reveladora en un espectáculo exquisitamente austero –la iluminación de Pedro Yagüe, la sencillísima escenografía de Ana Garay o el espacio sonoro del propio Pedro Mari Sánchez son acertadísimos– en el que se echa en falta, eso sí, un trabajo de escritura y dramaturgia para introducir cada una de las escenas y colocar así al espectador frente a ellas con un mínimo bagaje.

Lo mejor

Es un verdadero placer escuchar como dice el verso Pedro Mari Sánchez.

Lo peor

Por prescindir de introducciones, la dificultad que tendrán muchos espectadores para situar a los personajes y desvelar sus conflictos.