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Festival de Cáceres: rozando la normalidad tras la pandemia

Conjurados los miedos a posibles rebrotes y a nuevas limitaciones, concluye con gran éxito de público la primera cita teatrera de la temporada estival
ANTONIO MARTÍNANTONIO MARTÍN
La Razón

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El más madrugador de los festivales veraniegos de teatro puso anoche el punto final a su 32ª edición con la esperadísima representación de “Anfitrión”, un montaje dirigido por Juan Carlos Rubio, a partir de la obra de Molière –quien se inspiró a su vez en la comedia de Plauto–, que ya había cosechado éxito en otras plazas desde su estreno en Mérida, y que aquí, en Cáceres, había agotado las localidades antes del inicio del festival. Daniel Muriel, Pepón Nieto, Toni Acosta, Fele Martínez, Paco Tous y María Ordóñez forman el reparto de esta sencilla comedia para espectadores de toda condición que trata de tender un puente con la actualidad hablando de las apariencias y de la preocupación por la imagen que proyectamos ante los demás de nosotros mismos.
Después de la atípica edición de 2020, que tuvo que celebrarse en septiembre por culpa de la pandemia, el Festival de Cáceres ha recuperado este año su habitual lugar en el calendario con una programación ambiciosa que ha aunado trabajos de reconocidos profesionales en el mundo de la escena junto al de otras compañías cuya área de influencia se concentra más en Extremadura. Con el objetivo precisamente de apoyar ese tejido cultural y laboral de la zona, la organización del evento ha apostado por la coproducción, en colaboración con las propias compañías que los han creado, de los cuatro espectáculos de origen extremeño que se han podido ver. “Ha sido un logro muy importante –afirma la directora del festival, Silvia Sánchez Gordillo–. Creo que hemos dado un gran paso adelante y me parece que el sector, que ahora está más necesitado de ayuda que nunca, nos lo ha agradecido”.
Esas coproducciones son “El caballero de Olmedo”, de Lope de Vega, en una propuesta de La Barraca que da amplia cabida el flamenco; la fusión de verso y danza que plantea Karlik en su montaje “Autorretratos de pluma y espada”, basado en la obra y la vida de algunas mujeres escritoras del Barroco; el concierto de música de los siglos XVI y XVII titulado “El siglo de Oro y la diáspora”, que interpreta la formación Milo Ke Mandarini con instrumentos de época; y, por último, la comedia de Rojas Zorrilla “Entre bobos anda el juego”, en un montaje de Verbo Producciones dirigido por Paco Carrillo que inauguró el festival con una calurosa acogida del público cacereño.
Con igual favor fue recibida al día siguiente la compañía madrileña Teatro Defondo, que puso en pie, en ese bonito escenario principal que es el de la plaza de las Veletas, su ingeniosa versión de “Marta la piadosa”, de Tirso de Molina. Incluso la veterana compañía Noviembre, que el tercer día tuvo que suspender “Períbáñez y el comendador de Ocaña” hacia la mitad de la representación por culpa de las lluvias, recibió una cerrada ovación en premio al bonito trabajo que estaban haciendo los actores antes de tener que parar y a su esfuerzo, finalmente infructuoso, por intentar retomar la función cuando parecía que la tormenta podía escampar, cosa que por desgracia no ocurrió.
Trasladada la programación al Gran Teatro durante algunos días para evitar que el clima jugara otra mala pasada, llegaría el turno de Morboria. La compañía liderada por Fernando Aguado y Eva del Palacio –dos clásicos haciendo teatro clásico– acudía a la cita con una original propuesta titulada “Del teatro y otros males… que acechan en los corrales”, un espectáculo en verso de creación propia que rinde homenaje a partes iguales al Siglo de Oro y al oficio de los cómicos.
Después, en los 17 días que ha durado festival, llegarían también otras propuestas “seguras” que habían sido testeadas ya exitosamente con el público de Madrid. Entre ellas, la aproximación al “Lazarillo de Tormes” que hace el popular actor Rafael Álvarez el Brujo, o la versión musical, repleta de frescura y juventud en su elenco, que dirige Sergio Peris-Mencheta de la obra de Lope “Castelvines y Monteses”.
En definitiva, una programación que, en palabras de Silvia Sánchez Gordilllo, relajada y muy satisfecha al término de esta 32ª edición con la respuesta del público, “ha sido configurada tratando de ofrecer a los espectadores la mayor variedad posible y atendiendo solo a la calidad de cada de una de las propuestas”.