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El retrato de Hockney que hizo Lucian Freud, vendido en 17 millones de euros

La pintura, que no se veía desde una exposición en Londres, ha superado el precio inicial estimado por la casa de subastas
VICKIE FLORESEFE
La Razón

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Un maestro visto por otro maestro. O lo que es lo mismo, David Hockney, probablemente el artista vivo más famoso, y Lucian Freud, uno de los nombres en mayúsculas de la figuración. Los dos eran británicos, los dos, pintores, y los dos han quedado unidos por un lienzo. La casa Sotheby’s, según informa «Le Figaro», ha vendido por 17 millones de euros el retrato de Hockney que realizó Freud en 2002. Una pintura que nació de un encuentro que los dos creadores mantuvieron ese año. El primero, el más joven, frisaba ya los 65 años, mientras que el segundo rozaba unos ochenta inviernos achacosos y desgastados. Ninguno dejó pasar la oportunidad para que de su reunión saliera un cuadro que los recordara: a uno a través de la imagen, y al otro, a través de la firma.
Esta obra ya se había vendido con anterioridad, pero en esta ocasión se han superado con creces el arco de precios que la casa de subastas calculaba para esta pieza que une a dos referentes del arte contemporáneo británico. Se estimaba que el montante para este trabajo, que no se había vuelto a mostrar en público desde una exposición que se organizó en Londres en 2012, en la National Portrait Gallery, como apunta este mismo diario francés, se quedaría entre los 7 y los 12 millones de libras. Pero es evidente que el interés de estas figuras, que cada vez es mayor al crecer su leyenda y reafirmarse su membrete de clásicos recientes de la pintura, ha aumentado el precio y su caché. A lo que hay que sumar que Freud ha muerto y, por tanto, el número de trabajos no va a aumentar, como informa la casa de subastas.

Personalidades opuestas

No es la primera vez que este retrato sale a subasta. Ya había sucedido en el pasado. Pero su regreso al mercado ha aumentado, en cada ocasión, su revalorización. En esta pintura vemos todas las características que definen el estilo de Freud: sus personajes aislados, la atmósfera cerrada, la pintura empastada, la fina sutileza para captar la psicología del modelo... enfrente hay un Hockney muy vivo, de expresión dura, pero con la vitalidad azul que suele brilla en sus ojos. Es el retrato de un hombre mayor, pero no viejo; una persona que parece más zarandeado por la existencia que envejecido. De entrecejo serio, el artista parece dirigirse al espectador con una mirada inquisitiva, de curiosidad, pero marcada por una fuerte personalidad.
Según recoge «Le Figaro», Hockney todavía recuerda perfectamente el momento en que posó para ese cuadro. El pintor ha declarado sobre esas sesiones que fueron «una experiencia memorable». Pero también tiene unas palabras de agradecimiento para su colega británico. «Creo que su retrato es todo un éxito». Y añadió un matiz que delata también cuál es su oficio. «Vi que todas las horas que había pasado delante de él estaban en el cuadro. Freud siempre trabajaba añadiendo, nunca quitando pintura. Esto es algo que se nota en esta pieza».

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