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Volverán las cigüeñas a crotorar (en Olmedo Clásico)

El festival castellano vuelve a levantar el telón después de 24 meses de ausencia por el parón pandémico. Primera cita: el viernes, “Castelvines y monteses”, de Lope y Peris-Mencheta
Jesús MonroyEFE

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Se dice pronto, pero se cumplen 24 meses desde que las cigüeñas de Olmedo vieron teatro por última vez. Ellas, tan pichis durante catorce ediciones del festival en las que siempre estuvieron afincadas en lo más alto de la Corrala Palacio del Caballero, también echaron de menos el bullicio en el verano de 2020. Tanto como vecinos y habituales de la villa, que sintieron que les faltó algo sin esas representaciones acompañadas del crotoreo de las anfitrionas del lugar. Y es que el año pasado no eran tiempos de regocijo. Tocó guardar la ropa, aunque algunas otras plazas sí consiguieran levantar el telón contra viento, pandemia y mareas. Mérida, el Grec o Almagro, entre otros, lograron lo que parecía imposible semanas atrás y después de descartar los planes A, B, C, D, y los que hicieran falta.
En Olmedo no pudo ser, pero ya saben que el refrán nos chivó aquello de que “no hay mal que cien años dure”, así que desde este viernes la Villa del Caballero vuelve a recuperar viejas costumbres, o viejas normalidades, de la mano de Sergio Peris-Mencheta. Sus “Castelvines y monteses” serán la primera pieza sobre un escenario que se mantendrá activo hasta el primero de agosto. Entre medias, El Brujo, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro Clásico de Sevilla, Tribueñe, Teatro Corsario, Nao d’Amores, Noviembre Teatro, Georgina de Yebra, Ron Lalá... Primeros espadas de las tablas patrias que sacan músculo para que el pueblo castellano vea que, pese al parón, no se han olvidado de ellos.
De esta forma, se dejan atrás meses “duros”, en boca de uno de los responsables del festival, Germán Vega: “El año pasado teníamos preparadas varias opciones. Estábamos dispuestos a echar la casa por la ventana. En marzo ya lo teníamos casi casi cerrado, pero esperamos agazapados con todo listo hasta que seis días antes de empezar salió una normativa por la que no se pudo hacer. Fue una gran frustración”, recuerda el profesor antes de presentar una nueva edición en la que también se celebrará el cuarto centenario de “El caballero de Olmedo”, de Lope.
Atrás quedarán las penalidades cuando, a las once de la noche del viernes, comiencen a sonar Rita Pavone, Pino d’Angiò y otros éxitos italianos en esta versión lopesca de los amantes de Verona que ahora lidera Peris-Mencha. Curioso es que un día después se repita la misma historia, aunque desde un prisma anglosajón, el “Romeo y Julieta” de Shakespeare, esta vez contado por Alfonso Zurro y su Teatro Clásico de Sevilla, será la segunda cita ulmetense.
La noche del domingo 25, Rafael Álvarez “El Brujo” ofrecerá “Dos tablas y una pasión”, a partir de textos de Lope de Vega, de nuevo, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y William Shakespeare, que también repite. Un inicio de Olmedo Clásico al que darán continuidad Tribueñe, con “El vuelo de Clavileño”; Nao d’Amores, con “Nise, la tragedia de Inés de Castro”; los canarios de 2 RC Teatro, con “El galán fantasma”, de Calderón; Noviembre Teatro, que propondrá su versión de obra de Lope de Vega, “Peribáñez y el comendador de Ocaña”; y Georgina de Yebra y la Compañía Nacional cerrarán con una pieza más del universo del Fénix de los Ingenios, “Lope sobre ruedas”.
Este es el menú de un festival que, dice Vega, ha aprendido “a ser paciente y a aprovechar todas las opciones posibles”. Además de haber conocido de buena mano en estos meses “lo frágil que es el teatro y las gentes que se dedican a esto, que son los que de verdad han sufrido el parón”. Por todo ello, el director del festival (junto a Benjamín Sevilla) invita a “celebrar, porque lo que nos hace ver que estamos vivos es la vuelta del teatro”.