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“Bailar agora”: Sinsabores y alegrías de la danza ★★★☆☆

Mila ErcoliMIT de Ribadavia
La Razón

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Autores: Marta Alonso Tejada, Victoria P. Miranda y Pablo Reboleiro Rama. Directora e intérprete: Marta Alonso Tejada. MIT de Ribadavia, Orense, 23-VII-2021 (Próximo bolo de la gira: Carballiño, 8 de septiembre).
Un agradable sabor de boca ha dejado, por su variedad y calidad, el tramo final de la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia, cuya 37 edición se clausuró el domingo con una inmejorable afluencia de público durante todo el festival. Algo muy meritorio si tenemos en cuenta las dificultades para hacer compatible este año la oferta cultural con la oferta hostelera –las limitaciones horarias a bares y terrazas han hecho prácticamente imposible que los espectadores que querían ver las diferentes propuestas escénicas pudieran cenar luego algo en la plaza de esta preciosa capital del ribeiro–.
Teatro de texto, danza, circo moderno, espectáculos familiares… Ha habido montajes de todo tipo; pero, siendo justos, son los que a priori tenían menos glamur, o contaban con menos predicamento entre el sector del público que abandera el cada vez más insufrible postureo teatral, los que más atención merecen. Ni la reciente veneración por Christos Papodopoulos, artífice de “Elvedon”, ni la solvencia del Centro Dramático Nacional para acometer una coproducción como Querido capricho deberían eclipsar, por ejemplo, la valentía de la veterana compañía El espejo negro para abordar, en una función infantil como “Cris, pequeña valiente” –espectáculo que huye del panfleto político y que además cuida al detalle todos los aspectos puramente artísticos–, un tema tan controvertido como el de la transexualidad en los menores; o la fusión de destreza técnica y belleza plástica que ha desarrollado la compañía Pistacatro en su propuesta de circo vertical titulada “Vértigo”; o la frescura y el descaro, conjugados con sus muchas aptitudes como bailarina, de la polifacética Marta Alonso Tejada en esa original mixtura de comedia, autoficción y danza a la que ha llamado “Bailar agora”. Precisamente por esa originalidad en su lenguaje escénico, cabe dedicar un capítulo aparte a este proyecto que ha podido verse en la Casa de la Cultura de Ribadavia y que seguirá en próximas fechas su periplo por Galicia y por otros lugares de España.
Tras una introducción puramente dancística, que sirve para colocar al público frente a esa estupenda bailarina que es hoy, Alonso Tejada se aventura en “Bailar agora” por los vericuetos de su propia trayectoria profesional, y lo hace dirigiéndose directamente al público para ponerle al tanto de los muchos sacrificios que conlleva –y más siendo mujer, por aquello de la maternidad– forjar una carrera en el mundo de la danza. Sacrificios que, por otra parte, en un arte tan exigente en lo físico como es este, no son nunca suficientes para eludir un declive prematuro, pues llega a una edad en la que los profesionales de otras disciplinas apenas están empezando a rozar la madurez.
Pero lo bonito es que toda esa reflexión que constituye el meollo dramático de la función, y que culmina en un gamberro y estimulante canto al mero acto de bailar –extensivo a todo el mundo, por encima de cualquier pretensión artística o profesional–, está planteado con mucha modestia, simpatía y autoparodia. Bien es cierto que, con los mismos mimbres, podría haberse construido un espectáculo dramatúrgicamente mucho más redondo, más poético, si se hubiera cuidado más y mejor la literatura que hay en él; pero eso no es óbice para que el público agradezca y aplauda la honestidad de una artista que, a pesar de su juventud, rezuma ya esa sabiduría propia de quien empieza a estar de vuelta, y que por eso es capaz de exhibir en cada paso sobre el escenario una apabullante desenvoltura y, sobre todo, una exquisita elegancia estética, adquiridas a lo largo del tiempo con talento y tesón.

Lo mejor

La mezcla de sutileza artística y gamberrismo que hay en la propuesta.

Lo peor

Se podía haber escrito un texto más bello a partir de esa misma idea.