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“Escape Room” y “No respires”: los acuchillamientos son para el verano

Las dos películas se encuentran en la taquilla en su asalto al franquiciado con sendas secuelas para intentar helarnos la sangre en plena ola de calor
La Razón
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  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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Allá por los tiempos de la Cannon Films, cuando Chuck Norris no podía salir de Vietnam y los héroes de acción como Stallone y Schwarzenegger firmaban contratos cuyo metálico jamás podrían gastar, Wes Craven se presentó en las oficinas de New Line Cinema con la idea de un asesino que era capaz de matarte en tus propios sueños. El invento veraniego funcionó tan bien en taquilla que la productora empezó a encargar secuelas como morcillas, y el resto de la industria vio en las franquicias de terror su nueva gallina de los adolescentes huevos de oro. Universal tenía a Michael Myers en «Halloween», Paramount y Warner se repartían la saga de Jason Vorhees y «Viernes 13», y la Metro Goldwyn Mayer había confiado sus cuartos a Chucky, siempre con julio y agosto como época propicia para el cuchillo en la garganta.
Para cuando Internet entró en nuestras vidas, a finales de los noventa, las franquicias deambulaban por el mercado del VHS y, tal como ocurriría después con el Nu-Metal o Sonia y Selena, el mundo hizo como que a nadie realmente le gustó nunca el invento. Así ocurrió también con «Hellraiser» o, más recientemente, «Saw», cuyo éxito de taquilla (hasta la cuarta entrega) nos devolvió recuerdos de Hanói pero al final todo se quedó en Perejil.
Con ánimos renovados, una puesta en escena mucho más cuidada y la infalible fórmula de los rostros semi-desconocidos en pantalla para abaratar costes, Hollywood vuelve por sus fueros y la taquilla estival se convierte en el campo de batalla perfecto para helarnos la sangre de miedo. «Escape Room 2: mueres por salir» y «No respires 2» se cruzan en las primeras semanas de agosto en salas para intentar jugar de nuevo al franquiciado y, de paso, intentar que la chavalería se anime de nuevo a la compra de entradas.
Refrescarse de miedo
Después de amasar más de 150 millones de dólares con un presupuesto de «apenas» nueve en su primera entrega, «Escape Room» vuelve a la carga en el mismo punto en el que quedó su anterior entrega: con el descubrimiento de una sociedad secreta de sádicos que encierra a un grupo de personas aleatorias para apostar sus vidas en directo. Vuelve también la revelación de Taylor Russell (ya está rodando con Luca Guadagnino su próximo proyecto) en el papel protagonista y, por supuesto, la exquisita colección de trampas arquitectónicas para deleite de quienes busquen emociones extremas.
Caso parecido es el de «No respires 2», que llegará a nuestras carteleras el próximo 20 de agosto y que, a pesar de apostar también por la sagrada secuela, lo hace desde un enfoque ligeramente distinto. Heredera, primero de un corto, y después de una excelente película de autor del argentino Fede Álvarez, la película se decanta por explorar las motivaciones de su villano. Stephen Lang («Avatar») vuelve a calzarse las lentillas de viejo ciego para atemorizar a un nuevo grupo de adolescentes despistados y, de paso, intentar dar todo el asco del mundo con su viscoso y malévolo plan de inseminación forzosa.
Jóvenes incautos aparte y con el verano reservado siempre para el horror más gamberro, el plan de refrescarse de miedo parece la excusa perfecta para refugiarse en las salas de cine. Si nos olvidamos por un momento del precio de la luz, de la implacable ola de calor y de la incapacidad, cada vez más hiriente, de Hollywood para ofrecernos ideas frescas, el terror de «No respires 2» y «Escape Room 2: mueres por salir», bien pueden ser remedios hasta que llegue el «Candyman» de Nia DaCosta y, sobre todo, esa «Maligno» del siempre espectacular James Wan.