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Resurrection Fest escucha heavy sentado mientras se desata el fiestón en Reading

Termina el verano en España como lo comenzó: aforos reducidos, público sentado y escasas perspectivas de aproximarse a la normalidadad; en Reading (Inglaterra), en cambio, se desata la euforia a la antigua usanza
La RazónLa Razón

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El verano de 2022 termina con pocos cambios al respecto de la pandemia más dura: algunos eventos en Cataluña como el Vida Festival, Canet Rock y el Cruïlla ensayaron con la asistencia de público masivo, sin distancia de seguridad y con mascarilla, pero el resultado, según la Generalitat, fue bastante negativo. En el resto del Estado, pese a los intentos a la desesperada, algunos eventos como el Sonorama claudicaron y se resignaron al formato seguro. Estos días se celebra en Viveiro (Lugo) uno de los grandes eventos musicales nacionales, el Resurrection Fest, también en formato reducido. Las imágenes desde allí, con el público del heavy y death metal sentados en mesas, llamaban la atención, especialmente si las contrastamos con lo que estos días sucede también en Inglaterra, en el festival de Reading, donde se administran vacunas a los asistentes, que no deben guardar ninguna medida de seguridad.
La campaña de vacunación en nuestro país, en una fase avanzada, se ha visto amenazada por el surgimiento de la variante Delta y por la escalada de contagios entre los jóvenes, lo que ha llevado a las autoridades a desaconsejar las grandes reuniones de público moviéndose libremente. Así, las autoridades sanitarias tanto estatal como autonómicas ha vetado la vuelta de los grandes eventos hasta más adelante. Incluso la Generalitat de Catalunya, pionera en los ensayos de eventos con test de antígenos, reconoció tras los experimentos que el resultado había sido peor de lo esperado. Las propias autoridades calcularon una cifra no inferior a los 9.000 contagios debido a alguno de estos eventos y consideraron un “error” haber concedido los permisos. Los festivales, por su parte, rechazaron estas acusaciones.
Mientras, en Reino Unido, el panorama es bastante diferente. El director de Festival Republic, Melvin Benn, un viejo conocido de la afición española, ya que fue también director del FIB, señaló a la BBC que era emocionante organizar un evento masivo tras “los peores 18 meses” para los adolescentes. La previsión de asistentes al evento es de 100.000 personas, con lo que Benn daba por finalizada la pesadilla pandémica. Los jóvenes debían presentar una prueba de antígenos negativa, vacunación o prueba de inmunidad natural.
La consejera principal de cultura de Reading reconoció que “ha habido mucho trabajo, pero tenemos el conocimiento de que obviamente no hay algún tipo de riesgo”. La organización y las autoridades han instalado una línea de vacunación a la puerta del evento, en la que los poseedores de la entrada pueden recibir una vacuna tan fácilmente como una cerveza o una hamburguesa. Aunque, según han aclarado, no se la suministrarán a nadie que llegue bajo los efectos del alcohol. Se calcula que medio millón de jóvenes de 16 a 17 años han recibido la primera dosis.
Al igual que lo sucedido en España, unos 4.700 personas resultaron contagiadas después de acudir al festival Boardmasters, que tuvo lugar en Cornualles hace dos semanas y otras mil contrajeron el virus en el Festival Latitude de Suffolk el mes pasado a pesar de las pruebas de antígenos realizadas. Sin embargo, las autoridades rechazaron aumentar las restricciones para futuros eventos, de la misma manera que el fútbol ha recuperado el público de forma normal.
Algunos expertos como el profesor Ravindra Gupta, asesor del gobierno, reconocía este riesgo en declaraciones a la cadena pública británica: “Sabemos que la variante Delta es mucho más contagiosa, que hace aumentar muy rápidamente los casos. Sabemos que los dispositivos de flujo lateral (antígenos) no son perfectos. Así que tenemos que ser realistas y decir que esto conducirá a un aumento significativo de las infecciones”.

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